Hijos de Dios

Si usted cree que Dios existe, nunca habrá tenido la menor duda de que los homosexuales son hijos de Dios. La Iglesia Católica verbaliza ahora otro talante porque se adapta a lo que su tropa de base hace tiempo entiende.

Y los divorciados deben tener derecho a comulgar. Y las mujeres a una presencia más importante en su jerarquía. Y los anticonceptivos, aceptados. Todo llegará.

Como nadie dudaba que lo fueran, esas palabras de los obispos no han causado tanto interés como las que la Iglesia, reunida en Sínodo, ha dedicado a reconocer que hay otras familias que merecen su interés y su atención.

Hay divorcios, sí. ¡Gracias a Dios que hay divorcios! Y aún divorciados, hay católicos que quieren seguir practicando la religión en la que creen. La familia nuclear, la de unidos hasta que la muerte nos separe y todos los hijos que Dios nos mande... es una realidad del pasado. Bien pensada para proteger a las mujeres y a los niños, pero ya obsoleta. Aun cuando fuera la fórmula perfecta, el mundo ya no es ese. La esperanza de vida es el doble de la de apenas unos 25 años, la mujer necesita y quiere trabajar fuera del hogar, se sabe qué es paternidad responsable y los contrayentes tienen por lo menos 10 años más que la generación anterior. Hay migraciones, familias recompuestas, extendidas, monoparentales, homosexuales... muchas de ellas familias católicas que no encajaban en esa foto excluyente de la familia tradicional. (Tan a menudo... un perfecto desastre).

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Inés Aizpún