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No es qué, es por qué

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No es qué, es por qué
Foto AP
Después de verse el nuevo rostro de Renée Zellweger, (la admirada Bridget Jones de las películas) la pregunta se repetía en todos los medios impresos y digitales: ¡¡¿pero qué se ha hecho?!! !Hasta que alguien hizo la pregunta correcta... pero ¿por qué se lo ha hecho?

Y ahí las respuestas giran siempre en torno a la presión que se ejerce en nuestra sociedad sobre la mujer. Prohibido cumplir años, pasarse de peso, envejecer. Juventud y belleza en su máximo esplendor para ser visibles y apreciadas en la sociedad. Medidas de catálogo, cutis y energía de 30 si exageramos. 25 mejor.

Y si se vive de una profesión que tiene en el físico una de sus herramientas fundamentales, la presión es insoportable.

Negarse a madurar es el más triste de los esfuerzos. Como sencillamente es imposible, la batalla está perdida de antemano y sólo va a ser tiempo, energía y dinero desperdiciados. No, no se engañe. Nadie de 50 parece de 30 después de ponerse en manos de un cirujano plástico. Si además el cirujano no está fino ese día, el resultado suele ser patético.

Buceando en las críticas del resultado del intento de Bridget, se descubre que ya hay un movimiento de actrices y modelos que reniegan de esa esclavitud, que prohiben que sus fotos sea trabajadas en Photoshop. Ver a Helen Mirren o Vanessa Redgrave, bellas, bellísimas a su edad hacen más ridículos todavía los esfuerzos por estancarse en un concepto de la belleza que sólo es posible en una etapa de la vida.

Después, la belleza es otra cosa.

IAizpun@diariolibre.com