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Diálogos por la paz

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Diálogos por la paz
Pastor Alape, miembro de las FARC. Foto AP/Ramon Espinosa

Desde los inicios de los recientes diálogos de paz de Colombia sostenidos en La Habana, Cuba se definieron los siguientes puntos de negociación:

1. Política de desarrollo agrario integral. 2. Participación Política. 3. Fin del Conflicto. 4. Solución al problema de las drogas ilícitas. 5. Víctimas. 6. Mecanismos para refrendar los acuerdos.

Se negocia para lograr en la mesa la realización de los intereses mutuos, sin aplastar al opositor, y lograr un nivel superior convivencia.

Recientemente este proceso de paz fue suspendido, debido al secuestro por las FARC del general Rubén Darío Alzate y sus acompañantes. La decisión del presidente Juan Manuel Santos de suspensión fue inteligente. Sabía que no estaba poniendo en riesgo el proceso. La pronta solución del impasse, a través de los garantes internacionales Cuba y Noruega, demostró que las FARC tampoco estaban dispuestas a ese riesgo, y que lo que se decide con respecto a las negociaciones en Cuba tiene efecto inmediato en el frente de las selvas colombianas. Hay línea de mando confiable.

Cuando se trata de analizar la violencia con respecto a procesos de negociación de paz hay que tener en cuenta tres puntos clave:

1. No es nada extraño que ocurran estos eventos violentos, de hecho es muy común. Los años más violentos del Apartheid en Sudáfrica fueron durante las negociaciones de paz 1990-1994. Murieron 15 mil personas sólo en esos 4 años, con eventos graves como la muerte de Chris Hani y la masacre a partidarios del Congreso Nacional Africano en el 1993.

2. Hay que preguntarse qué busca el actor que recurre a la violencia en un proceso de negociación. Los objetivos pueden ser muy diversos, una posibilidad es que no tengan ningún compromiso con el proceso y pretendan descarrilarlo. Otro es que haya un verdadero compromiso y se está recurriendo a la violencia como un instrumento para ejercer presión a la contraparte, sea para acelerar el proceso o para obtener algunas concesiones específicas.

3. La mayoría de las veces se sigue avanzando no obstante la violencia. La experiencia alrededor del mundo nos enseña que no obstante se hayan producido serias crisis de violencia, estas han impulsado hacia delante el proceso de paz. Ejemplos hay muchos, Guatemala, El Salvador, Irlanda del Norte, Mozambique, Angola. Salvo el proceso de Sri Lanka, que se recuerde, donde sí fracasó el proceso de paz por uno de los actos de violencia.

La reapertura de los diálogos de paz en Cuba, después del impasse reciente, nos permite visualizar algunas consecuencias posibles:

1. En todos los procesos de paz, hay un momento en que las partes se dan cuenta que es más beneficioso trabajar por la paz que continuar con su estrategia de guerra. En este caso, para las FARC, tener un General en su poder era una victoria militar, que, sin embargo, tiene mucho menos valor para ellas que lo que han logrado en la mesa de negociación. La decisión de liberarlo, así como a los otros secuestrados, muestra que las FARC ya se están haciendo conscientes de que la paz es para ellas mucho más beneficiosa que la guerra.

El costo político de levantarse de la mesa de negociación sería muy alto para ambas partes.

2. La comunicación entre el gobierno y las FARC es fluida. Sin comunicación no hay negociación. A diferencia de otras épocas, en las que pasaban semanas entre una declaración de una parte y la respuesta de la otra, en esta ocasión, en menos de 24 horas las FARC habían reconocido ya la autoría de la operación de captura del General Alzate, y en apenas 48 horas se habían puesto de acuerdo en las condiciones para su liberación. Esta prontitud para discutir y resolver un impasse o una crisis es esencial para desactivar los riesgos, aún grandes, que tiene el proceso.

3. Debe aprovecharse el momento y avanzar presentando éxitos concretos. La experiencia indica que todo proceso de negociación de conflicto produce desgaste. La paciencia de los colombianos se agota.

4. Los gestos de buena fe son esenciales para el proceso. Son los actos políticos que muestren el compromiso de las partes lo que dan impulso a las negociaciones. Eso es precisamente lo que ocurre con la liberación de los prisioneros.

Se trata, en fin, de retornar a la paz, pero una paz que permita el disfrute de los bienes y libertades que la guerra destruye y deja en el camino, cuando no se han preservado y acrecentado en la paz y dentro del pacto social.

Recientemente, y con el auspicio de la PUCMM y Diario Libre, se celebró un encuentro sobre la Ley de Partidos Políticos en República Dominicana en el aula AO3 donde muchas concertaciones políticas se han efectuado con notable éxito. Tras más de 15 años de espera, nuestro país clama por una ley (y un código electoral) que promuevan la transparencia, la equidad, la ciudadanía y el liderazgo responsable. Son estos gestos políticos los que auspician y fortalecen la democracia deliberativa yendo más allá de lo meramente participativo; son estos gestos políticos donde los que no tienen representación parlamentaria son invitados y validados en igualdad de condiciones que los actores mayoritarios; son esos espacios los que hay que defender y promover en nuestra nación para dialogar hoy el fortalecimiento de nuestro sistema democrático, la pulcritud en el manejo de los bienes comunes del estado, la justicia social, el fortalecimiento de nuestra paz.

Negociemos hoy para mejorar los fundamentos de la precaria paz que tenemos, esto es justicia social, transparencia, estado de derecho, y evitemos así tener que dialogar mañana para retornar a ella, sobre las muertes de nuestros hermanos.