El premio

Los lectores se quejan a través de los diarios porque no tienen otros cauces para hacerlo. Tres lectores piden el turno.

El primero, se refiere a la pérdida clamorosa de tiempo, a los engorrosos trámites que supone pagar una multa de AMET. El segundo, se indigna ante el anuncio de la CAASD sobre los descuentos que ofrece a los morosos para que se pongan al día en el "Black Friday". El tercero, pueden verlo en la sección Carta al Presidente, se lamenta de la falta de institucionalidad que implica cambiar las fechas de una licitación para dar tiempo a los retrasados.

Todos expresan un mismo y profundo desaliento.

No hay trato de favor para el que quiere hacer las cosas bien, para el que cumple el plazo, para el que paga a tiempo, para el que trata de que este país camine organizadamente. Sale premiado el que no paga el agua, el que se salta la multa del AMET a la torera, el que llega con retraso a una licitación.

Son muchos los ejemplos. Los que reciben enormes descuentos para ponerse al día con Bienes Nacionales, cuando deben años de recibos, los que negocian a la baja su deuda y pagan con descuento, los que levantan un edificio sin permisos porque, cuando ya está arriba... ¿quién lo tumba?

Parece de lógica elemental premiar al que hace las cosas bien, dar descuentos por pagar pronto, favorecer al que llega a tiempo... Lo contrario favorece el macuteo, el soborno, el chanchullo. La trampa.

¿A dónde lleva premiar lo que se hace mal?

IAizpun@diariolibre.com