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Cuba entra en juego

Sin el embargo, Cuba es una incógnita. Para unos sectores económicos es un competidor que estaba relativamente fuera de juego, y que irrumpe ahora con todo su potencial. Para otros, nada que temer: cinco décadas de dictadura no se superan rápido por un decreto de buena voluntad lanzado en Estados Unidos.

Para Maduro, éste es un nuevo triunfo de Fidel. El mismo análisis se puede hacer en dirección contraria: caída la Unión Soviética, que fue la que sostuvo y modeló el castrismo, y con Venezuela en una crisis económica, social y política grave, a Cuba la viene a salvar la "buena voluntad" de los Estados Unidos.

El capitalismo es capaz de cuestionarse su propia moralidad. El comunismo, sobradamente demostrado inviable, inútil y destructor de sociedades, no permite ni siquiera una autocrítica teórica a sus empobrecidos ciudadanos.

El castrismo es una dictadura, cuyos seguidores aplauden a sus perpetradores lo que denuncian y persiguen en otros regímenes similares. El embargo, esa excusa inútil que los Estados Unidos proporcionó a los Castro durante décadas, está a punto de terminar. Buena noticia para los cubanos, porque el régimen tendrá que buscar a otro jugador a quien culpar por sus propias deficiencias, y no va a ser tan fácil encontrarlo.

Para República Dominicana, el fin del embargo es una incógnita tan grande como para la misma Cuba. ¿Será una competencia temible?

IAizpun@diariolibre.com