Ternura
Inés Aizpún
El Papa Francisco en su Misa del Gallo habló de la necesidad de ternura que tiene el mundo.
Suena raro, es una palabra poco heroica. Un sentimiento difícilmente asociable a los retos de este siglo terrible y veloz. En un momento, además, en que habla también de los asesinatos de cristianos, miles de ellos asesinados y perseguidos en países en guerra o dominados por el Estado Islámico. (Es difícil entender tal nivel de bestialidad y difícil aceptar que es un problema de todo Occidente).
El Papa tiene razón. Hace falta ternura, como hace falta reivindicar esas virtudes que han quedado como fuera del espectro. No están de moda la prudencia, la buena educación, la consideración, la disciplina, la austeridad, la templanza, la fortaleza, el equilibrio, la moderación, la discreción, la intimidad... No son atributos que nos remitan a algo grandioso, "cool", espectacular ni "trending topic"...
Pero, como la ternura, son virtudes que hacen que el mundo sea un mejor lugar.
Habla el Papa de ternura, como si el mundo hubiera olvidado para qué sirve y cómo se usa. Mientras en Oriente se libran guerras de hace 600 años, en Occidente se ha impuesto el culto a la vulgaridad. Al ruido. A la velocidad, a lo efímero. A la masificación entendida ahora de otra manera: del individualismo se ha pasado al yoismo, que son cosas bien distintas.
Habla el Papa de la ternura y suena bien, pero suena difícil. Parece casi incompatible con la vida diaria tan pronto se pone un pie en la calle...
IAizpun@diariolibre.com
Suena raro, es una palabra poco heroica. Un sentimiento difícilmente asociable a los retos de este siglo terrible y veloz. En un momento, además, en que habla también de los asesinatos de cristianos, miles de ellos asesinados y perseguidos en países en guerra o dominados por el Estado Islámico. (Es difícil entender tal nivel de bestialidad y difícil aceptar que es un problema de todo Occidente).
El Papa tiene razón. Hace falta ternura, como hace falta reivindicar esas virtudes que han quedado como fuera del espectro. No están de moda la prudencia, la buena educación, la consideración, la disciplina, la austeridad, la templanza, la fortaleza, el equilibrio, la moderación, la discreción, la intimidad... No son atributos que nos remitan a algo grandioso, "cool", espectacular ni "trending topic"...
Pero, como la ternura, son virtudes que hacen que el mundo sea un mejor lugar.
Habla el Papa de ternura, como si el mundo hubiera olvidado para qué sirve y cómo se usa. Mientras en Oriente se libran guerras de hace 600 años, en Occidente se ha impuesto el culto a la vulgaridad. Al ruido. A la velocidad, a lo efímero. A la masificación entendida ahora de otra manera: del individualismo se ha pasado al yoismo, que son cosas bien distintas.
Habla el Papa de la ternura y suena bien, pero suena difícil. Parece casi incompatible con la vida diaria tan pronto se pone un pie en la calle...
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