Los chiquitos se desesperan...
Diario Libre
Y la Junta no les da, ni les dice dónde hay...
La Junta debiera observar lo que hace Deportes con los hombres chiquitos, que les reconoce su derecho a la diversión y organiza actividades para su gozo y recreación.
Se pensaba que las personas de baja estatura eran humanos que se quedaban por la mitad, y se sabía que los más talentosos sacaban beneficio de su escaso tamaño.
Trabajando en circos, o en comedias de televisión, y ahora en el cine, pero en un tiempo muy lejano eran personajes decorativos en las cortes.
Balaguer, quien se declaró cortesano, no se quedó atrás, e incluyó a algunos como duendes de la escoba. Hubo una que tenía la encomienda de barrer hacia la calle los malos espíritus de la casa.
Ahora se sabe que esos chiquitos sufren de acondroplasia, que es el mismo padecimiento de algunos partidos que se declaran emergentes, aun cuando son más viejos que el rascar.
La Junta se olvida de ellos, y eso los hace desesperar, pues ya empezó la zafra, y si no hay caña, tampoco habrá ingenio, y no podrán gritar como Celia Cruz: ¡Azúcar!
Y como no aparece un hombre amable para todos...
La Junta debiera observar lo que hace Deportes con los hombres chiquitos, que les reconoce su derecho a la diversión y organiza actividades para su gozo y recreación.
Se pensaba que las personas de baja estatura eran humanos que se quedaban por la mitad, y se sabía que los más talentosos sacaban beneficio de su escaso tamaño.
Trabajando en circos, o en comedias de televisión, y ahora en el cine, pero en un tiempo muy lejano eran personajes decorativos en las cortes.
Balaguer, quien se declaró cortesano, no se quedó atrás, e incluyó a algunos como duendes de la escoba. Hubo una que tenía la encomienda de barrer hacia la calle los malos espíritus de la casa.
Ahora se sabe que esos chiquitos sufren de acondroplasia, que es el mismo padecimiento de algunos partidos que se declaran emergentes, aun cuando son más viejos que el rascar.
La Junta se olvida de ellos, y eso los hace desesperar, pues ya empezó la zafra, y si no hay caña, tampoco habrá ingenio, y no podrán gritar como Celia Cruz: ¡Azúcar!
Y como no aparece un hombre amable para todos...
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