Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
opinion

Laclau: entre Podemos y Syriza

Expandir imagen
Laclau: entre Podemos y Syriza

Un fantasma recorre el sur de Europa: el fantasma de Ernesto Laclau, cuya obra, tipificada como post-marxista, ha influido de manera decisiva a los líderes políticos de Podemos en España y Syriza en Grecia, quienes lo tienen como su estandarte político y gurú intelectual. Lástima que falleciera, a los 78 años de edad, en abril de 2014 mientras participaba en una conferencia en Sevilla, pues no tuvo tiempo de ver solo un mes después a sus seguidores de Podemos ganar cinco escaños y obtener 1.2 millones de votos en las elecciones europeas, así como tampoco ver algunos de sus alumnos llegar al poder en Grecia en la boleta de Syriza en enero de este año.

Laclau fue un filósofo político argentino que, tras tomar el camino del exilio en 1964, completó sus estudios en la Universidad de Oxford y pasó luego a la Universidad de Essex donde desarrolló su vida académica, primero como profesor de estudios latinoamericanos y luego como director y profesor del programa de Ideología y Análisis del Discurso, el cual devino en uno de los espacios de discusión intelectual más importantes en la academia europea desde principios de los años ochenta. Su primer libro publicado en 1978, Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo, causó un gran impacto en los estudios sobre política latinoamericana por la devastadora crítica que hizo a los esquemas de interpretación del marxismo clásico, la teoría de la dependencia y otros enfoques reduccionistas. Su segunda obra, publicada en 1985 junto a su compañera Chantal Mouffe, Hegemonía y Estrategia Socialista, devino en una especie de manifiesto para sectores de izquierda en diferentes partes del mundo, al punto que la misma ha sido traducida a treinta idiomas y se han vendido más de un millón de ejemplares.

Luego escribió otras obras, entre ellas: Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo (1990), Emancipaciones (2006), Razón populista (2007) y La fundación retórica de la sociedad (2014). Su pensamiento, si bien tuvo como punto de partida el marxismo, se movió en la dirección de integrar múltiples disciplinas, tales como los aportes de Antonio Gramsci sobre la subjetividad política a partir del concepto de hegemonía, el pensamiento post-estructuralista francés de Michel Foucault y Jacques Derrida, la lingüística de Ferdinand de Saussure, la semiología de Roland Barthes, la filosofía analítica, así como elementos claves de la tradición liberal, especialmente los aportes de Alexis de Tocqueville sobre el carácter expansivo del principio de igualdad, con el propósito de ofrecer una explicación de los antagonismos y la creación de identidades políticas en sociedades complejas y heterogéneas respecto de lo cual la teoría marxista clásica sobre el sujeto, la historia y la revolución tenía muy poco o nada que decir.

Numerosos artículos han sido publicados en la prensa británica, española y griega sobre la influencia intelectual de Laclau en estos movimientos políticos que han quebrado la estructura partidaria tradicional. Íñigo Errejón, el principal estratega de Podemos, hizo su tesis doctoral en el 2011 usando las herramientas teóricas de Laclau y Moufee, al tiempo que Pablo Iglesias, líder de este movimiento, promueve constantemente las ideas de estos dos intelectuales en su programa La Tuerka. En cuanto a Syriza, tres de sus más prominentes líderes –el Ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, el parlamentario por Corfu Fortini Vaki y la joven y atractiva gobernadora de Atenas Rena Dourou- son egresados de la Universidad de Essex, habiendo esta última obtenido su maestría en el programa que dirigía Laclau. Esto ha llevado a decir al académico David Howard en un artículo publicado en el periódico británico

The Independent

que el éxito de Syriza ha sido motorizado, entre otros factores, por la Universidad de Essex. Asimismo, el crítico cultural del prestigioso periódico británico

The Guardian,

Dan Hancox, ha escrito sobre el papel de Laclau como cabeza intelectual de Syriza y Podemos.

Uno de los aportes centrales del profesor Laclau fue romper con la idea de que los sujetos sociales derivaban necesariamente su identidad (o consciencia) de la posición que ocupaban en la estructura productiva, argumentando que en la conformación de esa identidad intervenían las múltiples posiciones que ocupaba el sujeto en la sociedad, y que todo dependía de las articulaciones que se producían a partir de determinados discursos que le ofrecían sentido e inteligibilidad a esa diversidad de experiencias. Él sostenía, por ejemplo, que cuando en una sociedad se producían múltiples antagonismos no había una forma única de articular los sujetos envueltos en dichos conflictos. El reto, según él, consiste en construir una cadena de equivalencias entre esos antagonismos de modo que de la dispersión se pase a la construcción de una identidad política colectiva. El punto de articulación común es un “significante flotante” (concepto tomado de Saussure), como sería la noción de “no a la austeridad”, por ejemplo, de modo que esos diversos elementos confluyan en un todo articulado. Esto es lo que para él representa el populismo, entendido este no como concepto peyorativo sino como construcción de esa identidad colectiva (pueblo) a partir de la fragmentación de luchas y antagonismos.

No hago justicia en tan poco espacio al pensamiento de Laclau, quien, dicho sea de paso, se caracterizó por escribir con una densidad en prosa y contenido a veces impenetrable. Lo conocí muy de cerca pues fue mi profesor y asesor de tesis de maestría en la Universidad de Essex en la primera mitad de los años ochenta. La última vez que me encontré con él fue a principios de los años noventa cuando hacía mi doctorado en la Universidad de Virginia donde él fue a dictar una conferencia. Esa vez tuvimos un agradable almuerzo con Richard Rorti, uno de los grandes filósofos estadounidenses del siglo XX, quien era profesor de mi universidad. Aunque tomé otro camino intelectual a partir de algunas de las lecturas que él mismo me asignó, como la obra de Tocqueville, siempre lo respeté, admiré y seguí leyendo. Sirva, pues, este artículo como homenaje a este gran intelectual latinoamericano cuya obra ha producido un gran impacto en círculos políticos e intelectuales alrededor del mundo.