Los humores de Hipólito y Luis

Se dicen sus cositas, pero siempre de refilón

Los que conocen a Hipólito sabían que no se quedaba topado de Luis, y que de que le respondía, le respondía, en el momento y lugar que considerara más apropiado.

Dijo que metió la pata, con lo cual el disgusto queda patentizado, y recordó que fue él, Hipólito, quien le ofreció a Luis, y no al revés.

Aunque no se sabe si fue ahora o antes, cuando lo escogió como compañero de boleta en las pasadas elecciones. Luis en esta ocasión rehuyó la pelea, y le tiró flores.

Bien hecho.

No puede meter la pata dos veces de corrido, y en una disputa pública, Hipólito tiene todas las de ganar, y Luis ni siquiera posibilidades de empatar.

Lo suyo es seguir juramentando a los mismos, porque con los vaciados hay problemas, y con el padrón de ahora fue que Hipólito se impuso sobre Miguel.

Los equipos de Hipólito conocen ese padrón como las palmas de sus manos, por lo cual sólo será encender y acelerar, que el vehículo hará el resto.

La situación luce interesante, y según algunos sin sorpresas: Luis, todo arrogancia; e Hipólito, sólo malicia.