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Causa común con el Gobierno

Los sindicalistas ni eso hacen por el salario...

Lo del salario mínimo es el cuento de nunca acabar. Los obreros se dan por sorprendidos, y sin dudas que esa es la reacción más cómoda.

Ahora sucedió lo mismo de siempre.

Mucho bla, bla, y cuando ya no había miel ni sal para hacer gárgara y aclarar la voz de tanto hablar, el monto lo decide el patrón.

El obrero sale perdiendo de muchas maneras, pues lo poco que consiguió ahora, al final, pudo haberlo tenido desde el principio.

La contraparte laboral sabe por experiencia de años que no hay verdadero diálogo, pero que tampoco lucha ni negociación. Que si hubiera diálogo y lucha y negociación, el aumento no fuera tan precario.

El patrón no discute, ni es honesto cuando regatea, y se siente generoso cuando acepta una "solución". Sabe que no hay fuerza obrera, ni voluntad política para obligarlo a ser justo. Incluso, hay que reconocer que juega mejor sus cartas. Asociarse con el gobierno era una buena salida ¿por qué el patrón y no el obrero?

Los dirigentes pelan el diente a los candidatos en campaña, pero no le buscan el lado como sector cuando llegan a presidentes.

Venden, pero nunca cobran.