¿Es posible la reforma?

El Estado dominicano sigue siendo autoritario, con bajos niveles de institucionalización y con grandes desniveles en temas fundamentales como el salario y la tecnología.

Se ha gastado una enorme cantidad de dinero en asesores, estudios y proyectos de reforma en la mayoría de las instituciones estatales, pero hay más sombras que luces. A veces, la falta de institucionalidad se disfraza con modernos equipos de computación que son operados por empleados con poco conocimiento de las capacidades de los mismos.

Los desniveles salariales son abusivos. Existen ministerios donde los choferes de algunos funcionarios ganan más que directores de departamentos claves, y funciones cruciales, como salud, educación y seguridad ciudadana siguen estando entre las peor pagadas de la Administración.

En todos los estudios sobre reforma, se hace hincapié en que para el éxito de la misma es necesario que los "ganadores" con la reforma sean superiores a los "perdedores", sin olvidar que algunos pocos "perdedores" en posiciones claves, pueden dar al traste con la mejor reforma.

Quizás ese es el caso de la Policía Nacional, por ejemplo. No importa que se aumenten los salarios a los policías si el grupo que hasta ahora ha comprometido el nombre de la institución con su conducta corrupta se deja en condiciones de poder torpedear los cambios.

La mejora salarial de la que tanto se habla tiene que ir acompañada de una nueva estructura con mejor equipamiento y con menos generales y coroneles.

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