El gran problema

Los problemas del sistema judicial no han hecho más que empezar.

¿Qué validez tienen las decisiones emitidas por la jueza Awilda Reyes y por el exjuez Arias Varela, envueltos ambos en un caso de corrupción y venta de sentencias? ¿No van a iniciarse procesos de impugnación en todos los casos que pasaron por su tribunal? ¿Cómo van a probar su inocencia otros jueces tocados por el caso? ¿Cómo demuestran imparcialidad los que tengan que juzgar a éstos?

¿Cómo creer que sólo en este caso hubo venta de sentencias? (Además... ¡¿quién firma un recibo de soborno?!) ¿Cómo demostrar que hay controles suficientes en el sistema judicial? ¿Por qué deberíamos creer en la independencia de los jueces después de este escándalo y con tantas sospechas acumuladas? ¿Hay que empezar todo el esfuerzo por sanear la Justicia de nuevo?

¿Qué contestarán ahora las autoridades a los inversionistas extranjeros o diplomáticos que cuestionen la seguridad jurídica del país? ¿Cómo protegemos a los jueces honrados de las suspicacias que se han creado en torno al sistema? ¿Cómo recibimos a partir de ahora los veredictos que benefician a los acusados de corrupción? ¿Cómo demostrar que en este lío no hay intereses políticos de líderes enfrentados?

¿Cuántos abogados saben, con pruebas, que se venden sentencias y no denuncian públicamente los sobornos? ¿Para qué sirve el Colegio de Abogados?

(¿Quién podrá defendernos?...)

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún