Lo reveló un medio español. La trama de corrupción más organizada, ambiciosa y con más poder político de España llegaba hasta República Dominicana. La familia Pujol habría extendido su “influencia” hasta el Merca Santo Domingo, ese proyecto que tardó más de diez años en concluirse, que costó miles de millones de pesos y que todavía no ha encontrado su verdadero sentido. (Jordi Pujol fue presidente de Cataluña 23 años y levantó la estructura independentista de esta región española.)

La corrupción se globalizó antes que la Justicia, obviamente. También desde España avisan que el cerebro financiero de la trama Odebrecht se “esconde” allí. Rodrigo Tacla Durán ideó el método de pago a los funcionarios que su empresa sobornaba y los manejaba desde Galicia. Ecuador ya ha solicitado a España un interrogatorio.

Quizá haya que esperar a los informes brasileños o a los permisos españoles para conocer el método, pero no los nombres. No es ni siquiera posible que los organismos de inteligencia, los funcionarios de los departamentos involucrados, los legisladores que aprobaban los contratos, el partido en el poder... no sepan a estas alturas quién recibió los sobornos. Además, el entusiasmo con que algunos políticos exhiben sus ganancias desproporcionadas facilita el rastro. Y no olvidemos que pinchar teléfonos se inventó bastante antes de que Wikileaks descubriera que la CIA espía. Saber... lo saben.

Odebrecht es como un purgante. Si lo usa para desatascar las cloacas del Estado, Danilo Medina habrá encontrado su legado. Sin duda más grande que una planta eléctrica. Todo político aspira a dejar una huella de su paso por el puesto. Esa puede ser su gran obra.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún