Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Corrupción
Corrupción

El pulso de la calle

Odebrecht no es el problema. La impunidad es el problema. Que la firma brasileña pague la multa es solo parte de la solución, una pequeña.

El PLD, por ser el partido que controla todos los poderes en estos momentos, tiene la responsabilidad de enderezar la democracia o corre el riesgo de hundirse con ella. Hemos podido ver, porque desde otros países nos lo están mostrando, cómo una corrupción sistémica puede controlar desde las elecciones hasta la economía de un país. La ciudadanía no pide que tal o cual gerente de Odebrecht sea entrevistado. Lo que se exige es que desde el Ejecutivo se dé una muestra inequívoca de que la corrupción se va a enfrentar de otra manera.

En su contra, la clase política tiene un rosario de casos escandalosos no resueltos, disimulados o falsamente resueltos. De funcionarios corruptos que heredan posiciones y negocios, incluso cuando el gobierno cambia de partido. Acumula demostraciones de una interpretación laxa de qué se puede y qué no se puede hacer en el poder.

Si leen bien los síntomas... en la calle no se respira tranquilidad. Unos temen que se esté abriendo la brecha para un “Podemos”, otros que de un día para otro salte una chispa que rompa la “paz social”. Hay quien piensa que si el mensaje a la comunidad internacional no es tan claro como el que han lanzado otros países, perderemos inversiones y reputación. El caso Odebrecht ha demostrado también que los políticos se enredan en negocios impidiendo el normal desarrollo del libre mercado y la libre competencia.

Es decir, el caso Odebrecht demuestra una vez más (y esta vez con las pruebas por delante) que la corrupción no solo enriquece a unos pocos, sino que empobrece a todos los demás.

IAizpun@diariolibre.com

TEMAS -