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Canastas navideñas
Canastas navideñas

Esta Navidad, como en años anteriores, sus señorías distribuirán bonos y alimentos en sus respectivos feudos electorales. Ya se ha publicado la convocatoria de la licitación, y no especifica la cantidad de millones que invertirá la Cámara de Diputados. En realidad importa más el por qué que el cuánto.

El concepto está claro: “Adquisición de bonos para ser distribuidos por los diputados y diputadas a personas de escasos recursos con motivo de la Navidad 2017”. Igual formato para “Adquisición de comestibles”.

Llegarán pues en sus yipetas-trineo a repartir la Navidad entre los más pobres de su pueblo. ¿Un bono equivale a dos votos? ¿Una cena a seis? El populismo se enquista así. Con la foto o el nombre del político en la caja que usted, lector, habrá pagado con sus impuestos.

La vía de reparto de estas “donaciones” es injustificable. El Estado tiene una enorme estructura de programas e instituciones de asistencia social en todo el país que pueden perfectamente canalizar estas ayudas sin necesidad de obligar al que lo recibe a dar las gracias a un político que además... no es el que las costea.

No votamos para que jueguen a Santa Claus en su pueblo. No es la función de un legislador (mucho menos con dinero ajeno) repartir bonos y comida. ¿Todavía alguien cree que el dinero público “no es de nadie”?

El populismo no termina bien nunca. No hay un solo país que pueda ser ejemplo de que el populismo genere equidad y desarrollo. En la vida real desparrama la pobreza, la refuerza, y envilece el sentido de la palabra ciudadano. Este sistema de paternalismo mal entendido (no es justicia ni es caridad) deberá terminar un día.

Tristemente, tampoco será este año...

IAizpun@diariolibre.com

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