Los periodistas y el poder

Hay periodistas que se venden, es verdad. Otros más prácticos se alquilan. Hay políticos que desprecian a la prensa precisamente por lo anterior, mientras “apoyan” generosamente a los que hablarán bien de ellos.

Más. Hay políticos que se lanzan de frente contra los medios, como Donald Trump. Y partidos que amenazan y coaccionan personalmente o por las redes a los periodistas, como Podemos en España. Otros gobernantes deciden estrangular económica o judicialmente a los medios, como los Kirchner contra Clarín en Argentina o Chávez y Maduro en Venezuela contra todos los medios opositores.

También en democracia los políticos irrespetan el papel de la prensa libre. La libertad de prensa y de medios es fundamental para los intereses democráticos de los partidos y de los políticos individualmente. Se olvidan de que controlar la prensa va en contra de sus intereses a medio plazo, resolviendo muy rara vez los del corto.

Hay periodistas que creen que no hay conflicto de intereses cuando sus trabajos de relaciones públicas se reflejan en su trabajo en un medio. Y hay periodistas que no dejan en casa al lobbysta que tienen dentro (y les paga mejor) cuando salen camino de su periódico. Hay políticos y periodistas que pinchan teléfonos y se escandalizan cuando Wikileaks anuncia que la CIA espía.

También hay políticos que no pagan a periodistas por debajo y periodistas que no aceptan dinero para hablar o para callar. Hay empresarios que pagan más que los políticos para controlar a periodistas.

Si todos nos quedáramos en el lugar que nos toca, la salud de la democracia sería otra, las instituciones serían más fuertes y el periodismo (profesionales y empresas) resistiría mejor los cambios que sufre hoy la industria.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún