Pistolas a 180 días

El acuerdo firmado entre el gobierno de Colombia y las FARC tiene un punto crítico: no entregarán las armas hasta dentro de 180 días. Sólo entonces podrá hablarse de una verdadera intención de los terroristas de terminar con sus asesinatos.

Cuba como escenario de diálogo es ya una contradicción. Cuba es una dictadura y por lo tanto, que un gobierno democrático acceda a hablar con los terroristas en un territorio más favorable a las FARC que al gobernante elegido por el pueblo colombiano mediatiza el resultado.

Las negociaciones entre terroristas y regímenes democráticos no son diálogos de tú a tú. Los ciudadanos que han elegido democráticamente a un gobierno y que han sufrido como víctimas los atentados, los asesinatos y secuestros de los terroristas no pueden ser moneda de cambio.

Entregar las armas, cumplir las condenas que corresponden a sus crímenes son dos condiciones básicas. Los que matan no pueden tener mejor tratamiento que los que votan. Los que han asesinado a miles de colombianos, los que han llevado a su país a años de sufrimiento y desesperación no pueden exigir no cumplir cárcel o tener representación política.

Que terminen el terror de las FARC y sus prácticas mafiosas de narcotráfico y tráfico de armas es una gran noticia no sólo para Colombia. Pero que sus jefes y los que los apoyan estén encantados con la firma no es muy buena señal. Cuando un terrorista está contento... peligro. Algo ha conseguido que a usted no le conviene.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún