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Partidos políticos
Partidos políticos

Primarias abiertas, que corra el aire...

Unas primarias abiertas pueden tener sus ventajas, razones socio políticas, jurídicas, electoralistas e incluso existenciales. Pero así, a nivel del ciudadano no militante ni afectado directamente (por el momento) en quién es el candidato del PLD o del PRM el concepto presenta algunas dudas.

Es como si los socios del Club Naco pudieran votar en las elecciones del Country Club. O que los evangélicos votaran junto al Espíritu Santo para elegir a un nuevo Papa.

El mundo sería mucho más emocionante: los partidarios de Trump se habrían dado el gusto de tumbar a Hillary en las primarias demócratas. Y viceversa. Las gordas y/o feministas reventaríamos las votaciones de Miss Mundo. ¿Junta de vecinos? Los del edificio de enfrente pondrían de presidente a un infiltrado para robarse un pedazo de zona verde que antes era común. ¿Asociación de padres? A los del Loyola los elegirían los de La Salle y a los del Carol Morgan los padres de la escuela pública más cercana. Todo en el nombre de la pluralidad.

Los profesores de la UASD elegirían al rector de la PUCMM para vértigo de Monseñor y las huestes de Hubieres y Marte votarían por el presidente del CONEP. Los liceítas derrocarían al presidente de las Águilas y los fanáticos de las Estrellas Orientales... No, no son tantos como para alterar una votación.

Podríamos votar todos en la Academia de la Historia y en el coro de la Catedral. Y como ciudadanos interesados en que el Colegio Médico y la ADP funcionen, votaríamos en masa para reconducir estos gremios hacia la sensatez.

Pero piense en su negocio, en su empleo, profesión. ¿Qué interés tendría usted, lector, en que su archi rival metiera la cuchara (o la papeleta) en sus asuntos internos? IAizpun@diariolibre.com

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