Reconocer lo bueno

El dominicano es muy propenso a justificarse -y justificar a sus amigos- utilizando el argumento de que “el otro” es peor, o que las instituciones no funcionan.

Cuando la Policía atrapa al peor ladrón conocido, siempre aparece uno que dice “pero no atrapan a los corruptos”, como si una cosa tuviese que ver con la otra. El hecho bueno no puede ser dañado por la eventualidad del malo.

Si una señora violenta el sosiego disparando en la calle, como si estuviese en un despoblado, aparecen otros diciendo que “por qué a ella sí, y a los otros no”.

En fin, el asunto es no reconocer lo bueno, sino levantar el acta de carencia de nuestra sociedad en materia institucional y personal.

Parafraseando al almirante Nelson, cada cual lo que debe hacer es cumplir con su deber, sin importar lo que haga el otro. Si la Policía apresó a uno, aplaudamos eso y animemos a la institución a que siga haciendo buen trabajo. Si se recogió la basura en algún lado, instemos al cabildo a recogerla en otro, pero no hacer sentir mal a los que cumplen con su deber.

Hablamos del desorden del tránsito, y todos cooperamos con ello, pero la culpa es del otro. Cuánta gente hay aquí que no paga la luz, pero no se siente culpable de los apagones, sino al contrario, que nuestro país le debe la luz que él o ella no pagan.

Cuando comencemos a reconocer lo bueno, sin compararlo con lo malo, habremos dado un paso trascendental en el desarrollo social, y le habremos quitado el argumento a los que quieren sembrar el odio entre los dominicanos.

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Adriano Miguel Tejada