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Terrorismo
Terrorismo

Volver a la normalidad...

Al leer en la prensa las palabras de Londoño Echeverry, alias Timochenko, el jefe de las FARC, sobre las negociaciones con el gobierno de Colombia, dan ganas de desear el fracaso de tal puesta en escena.

El jefe de una banda de asesinos y narcotraficantes, que ha infligido un dolor profundo y cruel, prolongado por más de 50 años a su pueblo, con técnicas refinadas de secuestro, extorsión y sometimiento de poblados enteros... se permite decir al presidente democráticamente elegido: “No tenemos cartas marcadas, estamos dispuestos a un arreglo, pero no a un sometimiento”.

¿Se puede ofrecer a un grupo de asesinos algo más que el respeto a sus derechos humanos, la garantía de un juicio justo? ¿Se puede exigir menos que la entrega de las armas, la verdad sobre los casos no resueltos y la entrega de todos los cómplices?

¿Por qué un asesino “político” tiene derechos diferentes a los de un asesino “civil”?

Santos quiere la paz. Quiere ser el presidente que venció a las FARC. Pero vencer a una banda de asesinos es desarticularla, no darles beneficios legales, pactar sentencias o abrirles la puerta al ejercicio político.

No se trata de que los asesinos vuelvan a la vida civil como si aquí no hubiera pasado nada. Se trata de que la sociedad recupere la normalidad. Y la normalidad, en Colombia como en todas partes, se consigue cuando los delincuentes cumplen sus penas. Lo otro es impunidad y nunca resuelve el problema.

IAizpun@diariolibre.com

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