Ley de cultos y otros ruidos

Señor Presidente: Siempre se nos ha enseñado que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Por lo tanto la libertad que hoy vivimos como Nación, se la debemos primero a Dios y luego a los Padres de la Patria, que conocieron la verdad que nos hizo libre, y que sin muchos detalles nos la estamparon como un misterio en el centro del escudo de nuestra bandera. Todo va a depender de ese principio, todo va a depender de que en nuestros corazones permanezca lo que dio lugar a nuestra libertad del yugo y de la esclavitud.

Señor Presidente, el Congreso está para legislar por y para el pueblo, para seguir fortaleciendo nuestra Patria, no para destruir lo que somos. Estoy de acuerdo con que se corrija lo que está mal, pero no que se nos quite por imposición los principios y valores que nos mantienen vivos como una gran nación.

Estudien bien esa iniciativa que pretende regular la Libertad de Cultos; estudien bien de donde vienen sus orígenes, para que no caigamos en lo peor, al creer, que tratando de hacer un bien al país, aniquilemos el corazón del escudo de nuestra patria Dominicana.

Es mejor la consulta, Señor Presidente; reúnase con los líderes religiosos, consulte con el pueblo y lo que todos decidan, eso aprueben. No tendría sentido que se aplique la Ley sólo a las Iglesias y no a los colmadones, a los vehículos con grandes bocinas, a las discolights y a los partys juveniles. Cristian De Los Santos Félix

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