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Con los umpires en contra

En el PRD, todos conocen las señas y mañas del juego

Como en el PRD no hay pitchers ni catchers, tampoco señas que no conozcan entre sí los bandos. Además, de que los lanzamientos son los mismos siempre.

Una recta que no se mueve y una curva que no engaña. Así, no se poncha a nadie, pero se dan muchas bases por bola. Por ejemplo, las expulsiones.

Nadie se asusta por la posibilidad de que lo echen del partido y no se teme a la que se supone sería la más drástica sanción a considerar. La de quedarse fuera de los organismos.

Si se observara bien, se vería que entre los seguidores de Hipólito, igual que en los de Miguel, hay muchos que fueron condenados sin juicio al ostracismo.

Es más, ahora podría darse el caso de que sean estos quienes hagan de jueces, y que más que los estatutos, apliquen sus viejos rencores.

¿Qué puede esperarse de un tribunal presidido por Fiquito, quien no oculta las ganas, o de un fiscal que acusará en base a una investigación hecha por Maríñez?

No es que la iglesia estará en manos de Lutero, sino que no habrá iglesia y Lutero dispondrá como si hubiera subido él y no Moisés al Sinaí.

¿Cómo se salva un palestino si lo juzga un judío?