El Presidente y el dilema de los verdes...

Decirlo aunque sea como susurro conlleva el riesgo de la parcialización, casi delito de lesa marcha, aunque como rumor coge la autopista y llega de Santiago a la Capital.

Esa piel es muy sensible, y no como la del cocodrilo, que sirve al artesano para obras vistosas y de gran durabilidad. Lo mejor es no caer en esas bocas, diría una vecina.

Danilo Medina lo sabe, y aprovechó la siembra de una mata de caoba y el anuncio de una cuantiosa inversión en reforestación para hacer un chiste de molde.

Quiso aclarar que no es verdad que se molesta con el verde, como afirma una campaña que ya cogió calle y que difícilmente pueda resistirse o echar atrás. Aunque bien.

Lo que se comenta entre interesados del gobierno, o gente de oposición dejada fuera, es que entre los verdes de por allá y los verdes de por aquí existen diferencias.

O malos entendidos.

Que unos quieren que el movimiento se mantenga como originalmente fue concebido, de carácter social, y otros se afanan para que sea asumido como político.

Lo de siempre. El remero boga, pero si nota el río revuelto, saca la vara de pescar. Y pesca.

Diario Libre