Expedientes sin padrino no valen

Si los currículum fueran aguaceros, el edificio del Congreso no sólo correría riesgo de empaparse, sino de inundarse, como pueblos sin drenaje con lluvias de temporada.

Todos los licenciados en derecho, finanzas y contabilidad tomarán camino a la Cámara de Diputados y depositarán sus hojas de vida. La fila sin dudas será larga, pero no importa.

Nadie sabe lo que Dios le tiene guardado hasta que no llega la oportunidad.

Aunque conviene no olvidar las reglas del juego. Muchos serán los llamados, pero pocos los escogidos. La Cámara de Cuentas es un bizcocho apetecible, pero en el escrutinio habrá más suspiro que masa.

Cada aspirante deberá entregar su papel de méritos, sin olvidarse de lo principal. Lo académico vale, pero el padrinazgo político será lo decisivo.

Un folder que llegue debajo del brazo del interesado difícilmente pasará la prueba, pues aunque disimulen y quieran hacer creer lo contrario, la clave estará en el endoso.

No sólo será la Cámara, también el Senado, y si la idea del reparto no se impone en la primera, de seguro que sí en la segunda. Y con cruzar los dedos no será suficiente.

Diario Libre