Si dejan que el pueblo se aburra...

No es la antigua impresión, ni la actual percepción, sino la real comprobación de que los políticos, los partidos y los candidatos dicen lo mismo en cada campaña.

La única diferencia es que unos hablan desde el gobierno y otros desde la oposición, y ya se sabe que no es lo mismo en la arena con el toro de frente que en las graderías con distancia de por medio.

En el redondel se suda, se teme, se corren riesgos, mientras que entre el público se goza, se aplaude, sin que ese ánimo se altere, sea que gane el toro o el torero.

Lo importante es que la lidia sea portentosa.

Así, más o menos, va la campaña. Con embestidas de oposición que dejan que desear y manejo torpe de la verónica por parte del gobierno.

Los olé son como las encuestas, escenarios de fingimiento cuando no de confusión, pues unas veces parece que el toro se saldrá con la suya, pero en otras se confía en las potencias ocultas del torero.

No obstante, debe preocupar que el aburrimiento se apodere del recinto, pues al primer bostezo la fiesta taurina se va a pique, y esa no es ni puede ser la idea. El aficionado pagó su taquilla y espera un buen espectáculo, incluyendo sangre.

Diario Libre