Siguen cubeando con encuestas

Hubo un tiempo en que el mundo dominicano era ancho y ajeno, pero sobre todo ajeno, y en las aldeas las fábulas iban de un lado a otro sin chocar, aun cuando no existían semáforos ni agentes de Amet.

Entonces la política era territorio de incautos, y el más vivo ganaba la partida.

Se olvida que en ese tiempo era costumbre hablar de “la encuesta de La Embajada”, que no solo era segura, sino inapelable.

Nadie sabe cuántos candidatos ganaron elecciones haciendo ese bulto, pues ninguna medición tiene magia ni hace milagro. Sin embargo, hubo gente que con ese relajito formó un club élite de los muy enterados.

Ese can ya no existe, y al que se atreva a hablar de la Encuesta de la Embajada, se le ríen en la cara: Ja, ja, ja: ¿tú no te sabes el cuento de Caperucita? – No, pero mira... -- No, no, no, entonces hazme uno de vaqueros.

De ese engaño tan reiterado por años se salvó el dominicano, que políticamente no come yerba, ni hace las veces de burro. Ahora se la lleva al vuelo.

No obstante, que chequee bien. Lo siguen tupiendo, y no ya con la Encuesta de la Embajada, sino ahora con la de “un grupo de empresarios amigos”.

Ja, ja, ja...

Diario Libre