Unos leones no tan fieros...

¡Qué bonito, eh!

El Ministerio Público dominicano quiere poner candado a la extradición de narcos, cuando los fiscales y jueces norteamericanos compraron todas las llaves.

Hace rato que la costumbre hizo ley, y difícilmente los blancos de verdad acepten cambios en una práctica que hasta ahora les resulta cómoda.

Nunca se pensó que les fuera más fácil allá que aquí, pues la idea siempre fue que los responsables dominicanos serían objetos de compra o sujetos de miedo.

Ahora, ni los narcos quieren que los juzguen y los tranquen aquí. Aparentemente, les sale muy costoso.

Con los encargados norteamericanos, ni una cosa ni la otra, se supone, pero qué mal negocian. Ponen en primer plano los bienes a devolver y no la sanción.

Aunque tampoco debiera sorprender, pues nada nuevo hay bajo el sol. Así fueron los tratos de norteamericanos y colombianos, y a mayor ilustración El Cartel de los Sapos.

El propósito no es luchar, sino todo lo contrario: no coger lucha. Al igual que en la ficción, Frankestein no es el monstruo, sino el médico que lo hizo.

Aquí se ven leones, pero allá no tienen melenas.

Diario Libre