Después de la tormenta

Cuando pasa una tormenta, el comentario obligado es si las medidas que se tomaron fueron necesarias, si se fue alarmista, o en caso de tragedia, que no se fue previsor. En estos casos, sin embargo, más vale precaver...

La tormenta “Erika” demostró una vez más que la ciencia de los pronósticos no es una ciencia exacta. Mientras todavía se hablaba de una ruta hacia el noroeste, la tormenta se enrrumbó al oeste franco. Lo que iba para el Norte, se quedó en el Sur.

Es por ello que aunque se advierta a una región por el posible paso de un fenómeno de este tipo, todo el mundo debe estar alerta. Nunca se pueden anticipar a ciencia cierta los movimientos de un fenómeno de esta naturaleza.

Es por ello, que la mejor política es la prevención, aunque a veces se peque de exageración. Mas vale salvar una vida por exceso de prudencia, que perderla por no ser avisado a tiempo.

“Erika” ya es historia, pero no debemos olvidar nunca que estamos “en el mismo trayecto” de los huracanes.

Diario Libre