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Igualdad

El problema no es que a los jueces acusados de prevaricación les hayan variado la medida de coerción a prisión domiciliaria. El problema es que parece un privilegio por la forma en que se trata a los demás justiciables en nuestro sistema.

La República Dominicana tiene una “cultura judicial” represiva. Nos encanta el ¡tránquenlo!, que a veces es la única sanción, debido a los tantos huecos de nuestro sistema judicial, pero en cualquier país, por diversas razones, incluidas las económicas, la cárcel debe ser la excepción y no la regla.

En el caso específico de funcionarios judiciales, particularmente de jueces, la prisión común, aunque sea preventiva o como medida de coerción, debe ser muy bien evaluada, pues en esos centros se encuentran personas que fueron condenadas por esos jueces. El deber de protección de la integridad de ellos debe ser una prioridad del sistema. Se dirá, ellos cometieron un delito, y deben recibir el mismo tratamiento que los otros. En verdad, todos deben ser tratados igual, pero eso no quiere decir cárcel para todos.

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