Justicia y narcotráfico
México ha autorizado la extradición a los Estados Unidos del conocido narcotraficante Joaquín Guzmán (El Chapo), en una decisión que será aplaudida, pero que tiene serias implicaciones institucionales para América.
Cada vez que se detiene a un narcotraficante, hay que extraditarlo a los Estados Unidos, o a algún país europeo que lo reclame, porque las instituciones judiciales de nuestros países se han mostrado incapaces de juzgarlos y condenarlos adecuadamente.
Es decir, estamos cediendo un atributo de la soberanía, porque no hemos podido dotar a nuestras instituciones de suficiente capacidad de actuar.
Luego, esos narcos negocian en los tribunales foráneos aquellos detalles de su accionar que le interesan al gobierno extranjero, no necesariamente a nuestros países, impidiendo de esa manera que se pueda tomar correctivos en nuestros territorios para avanzar la lucha contra el crimen.
Es evidente un mal negocio para nuestros países y un excelente trato para los narcos. ¿Cuándo tendremos justicia seria?