¿Qué nos pasa?

Los incidentes alrededor de la muerte a tiros del asaltante John Percival mostraron que todavía existe mucha irracionalidad en la mente de un sector de nuestra sociedad.

No hay que ir muy lejos en el tiempo para recordar la impresión negativa que dejó en la comunidad la cadena de asaltos de la banda que dirigía este joven y el deseo de que las autoridades pusieran fin a sus atrocidades que incluyeron la muerte de gente inocente.

De buenas a primeras, el acusado de los asaltos es presentado como un héroe, una especie de Robin Hood criollo sin que haya podido saberse qué ideología profesaba ni a quiénes ayudó con el fruto de sus delitos.

Opositores al gobierno y políticos enclaustrados en un pasado que murió hace décadas, muchos de los cuales cambiaron el “fusil” por un salario o peor, por una “botella”, entonaban alabanzas al nuevo santo de los altares.

¿Qué nos pasa que no podemos distinguir entre el bien y el mal? ¿Las diferencias políticas pueden ser llevadas tan lejos? Lo que está mal, está mal y punto. No hay buenas lecciones que sacar de este lamentable caso.

Diario Libre