Ser estudiante hoy
La evolución de la enseñanza no ha sido para bien, aunque ahora los estudiantes disfrutan de mejores facilidades físicas, múltiples instrumentos para el aprendizaje y mayor reconocimiento de sus derechos como personas.
Los contrastes son evidentes: ahora hay más información y temas que enseñar, pero se dan menos horas de clase; los maestros están mejor pagados, pero tienen menos vocación; los estudiantes reciben hasta alimentación en la escuela, pero no tienen igual motivación.
Y lo que es más importante: la escuela pública de otros tiempos era mejor escuela que la privada, con mejores maestros y con gran integración social.
Por tanto, la gran misión del sistema escolar público es hacer renacer esos lauros y convertirse en el referente de educación para los padres.
Pero la escuela tiene que probar su utilidad para los estudiantes: tiene que graduar jóvenes que sepan bien un idioma, un arte o un oficio, que les permita ser útiles e integrarse al mundo del trabajo.
Al estudiante de hoy hay que darle una misión y un propósito.