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El dichoso contrato

A Danilo  le va a pasar lo que a José María Aznar. De ser un candidato "sin carisma" a sobrarle, después de unos meses en el poder y unas cuantas medidas.

Sin duda, el punto fuerte de su discurso fueron las claras e inobjetables explicaciones que dio sobre el contrato de la Barrick Gold. Aviso a navegantes; quien crea que la advertencia era de una sola vía, se equivoca. Un contrato lo firman dos partes, y los legisladores que aplaudieron hasta con las orejas las firmes (que no duras) palabras del Presidente, harían bien en comprender que eso también iba por ellos.

Hay que entenderlo por ahí. A Medina, ya lo ha dicho, no le gusta tirar piedras hacia atrás, aunque algunas veces, en estos vericuetos de la política, sea imprescindible hacerlo.

Alguien redactó y firmó ese contrato. Los legisladores son los que con su servil aprobación de cuanta cosa les manda "su jefe" han bendecido todos los contratos que luego escandalizan; desde los eléctricos a los de las autopistas.

Con esta luna de miel que vive Medina con sus votantes, con los nuevos conversos y ante la escasez de una oposición organizada, se abre un período interesantísimo. Los que ya hablan de nacionalizaciones y de un Medina "bolivariano" se van a defraudar. Los que ven un duelo entre leonelistas y danilistas por espacios de poder analizan cada gesto. Los que observan medida por medida fuera del contexto partidario... le ponen la mejor nota.

(¿Y si resulta que no es imposible cumplir lo que se promete?)

IAizpun@diariolibre.com