¿Conteo manual o conteo electrónico?

El reclamo del conteo manual de los votos se ha convertido en el grito de guerra de la oposición política en esta etapa final del proceso electoral. Es el tema dominante que ha opacado cualquier otro en los últimos días, y probablemente se mantenga en la palestra durante el poco tiempo que queda de aquí a las elecciones. El conflicto político, entonces, se ha constituido de repente entre la oposición y la Junta Central Electoral (JCE), lo que se traduce en que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y su candidato presidencial, el presidente Danilo Medina, tendrán campo abierto para desplegar su labor proselitista sin mayor contestación política. Parecería que la oposición ha considerado que enfrentar a la JCE es la manera más efectiva de enfrentar al PLD en el momento de cierre del proceso electoral, pues si bien la oposición continua con su proselitismo, no menos cierto es que lo que domina el debate público es la cuestión del conteo de los votos, manual o electrónico, opacando cualquier otro elemento del debate electoral.

Si alguien piensa que esta es la mejor manera de sacudir el ambiente político y quitarle votos al candidato Danilo Medina para producir un cambio radical en el cuadro de las simpatías electorales es muy probable que esté equivocado y que esa estrategia no produzca el resultado esperado.

Pero en el tema del conteo de los votos hay también, lógicamente, una dimensión legal-institucional que merece ser examinada. El debate empezó con el reclamo de Participación Ciudadana de que se llevara a cabo un conteo manual en una muestra representativa de colegios (mesas) electorales, y que dicha muestra fuera elaborada por esa entidad o cualquier otra con competencia técnica para ello, como sería la Organización de los Estados Americanos (OEA). También reclamó que, para una mayor conveniencia práctica, el conteo manual en esa muestra de mesas electorales se hiciera en las propias mesas y no en las Juntas Electorales Municipales. A partir de ese reclamo, el cual fue un tanto distorsionado en la opinión pública, pues se decía que Participación Ciudadana quería contar ella misma los votos, el debate comenzó a moverse en una dirección distinta, esto es, en el reclamo de los partidos de oposición de que el conteo de los votos se hiciera manualmente sobre la base de que la ley electoral manda ese tipo de conteo.

La JCE ha respondido diciendo que acepta realizar el conteo manual, además del conteo electrónico, pero solo en lo que respecta a la boleta presidencial, pues eso sería suficiente para mostrar la idoneidad y confiabilidad de los equipos con que cuenta dicha institución. La oposición ha respondido reclamando que el conteo manual se haga en todos los niveles de la competencia electoral (presidencial, congresual y municipal), algo que, dicho sea de paso, está muy lejos de lo que Participación Ciudadana planteó originalmente. Es probable que este tema se mantenga dominando el debate público y que la oposición encuentre en esto un buen motivo para cuestionar la legitimidad de las elecciones.

Desde el punto de vista legal, ¿realmente la ley electoral manda que el conteo sea manual? La respuesta es que no. Esto dice el artículo 127 de la Ley No. 275-97, modificado por la Ley No. 02-03 sobre el escrutinio de los votos: “Se abrirá la urna y se sacarán de ella las boletas que hubieren sido depositadas, contándolas, para confrontar su número con el de electores que hubieren votado según el listado de electores (padrón electoral). Se pondrán aparte los sobres que contengan las boletas protestadas, y se verificará si el número de éstos coincide con el número de declaraciones de protestas que hayan sido presentadas y con las anotaciones hechas al respecto en el acta del colegio electoral. Los sobres que contengan boletas protestadas serán empacados sin abrir. Luego, el secretario desdoblará la boleta leyendo en alta voz la denominación de la agrupación política o partido a que corresponda la boleta y pasado ésta al presidente, quien la examinará y exhibirá a los demás miembros y delegados presentes”.

Es evidente que lo que la ley exige es que el secretario del colegio electoral, una vez desdoble la boleta, lea en voz alta el partido que ha sido favorecido en esa boleta. De esta disposición no puede desprenderse, por más creativa que sea la interpretación del texto legal, que el conteo de los votos propiamente hablando tenga que hacerse manualmente, es decir, contados por personas. Es, por tanto, perfectamente legal que el conteo se haga exclusivamente de manera electrónica, es decir, que la boleta, una vez haya sido mostrada y leída en voz alta por el secretario, pase a una máquina electrónica que se encarga de hacer el conteo, y que al final produzca un documento (el acta) con el conteo total de los votos, el cual se remite también electrónicamente al centro de cómputos, lo que produce un conteo mucho más rápido y eficiente.

La decisión de la JCE de aceptar un conteo doble en el nivel presidencial, es decir, electrónico y manual, es una medida razonable que seguro será vista favorablemente por los observadores internacionales, aunque a decir verdad innecesaria. Un conteo manual de una muestra representativa de mesas electorales, como planteó originalmente Participación Ciudadana, hubiese sido suficiente. Los resultados de esta muestra deben reflejar casi a la perfección los resultados generales, por lo que esta hubiera sido una herramienta eficaz para vigilar la calidad de los equipos que inaugura este año la JCE. Pero como el tema ha sido asumido por los partidos de oposición como bandera de lucha política en esta última etapa de la campaña, no hay forma posible de llegar a una solución que la satisfaga, a no ser que se haga el conteo manual en todas las mesas del país y en todos los niveles electorales (presidencial, congresual y municipal). De ser así, el conteo electrónico sería inútil o redundante, lo que hace pensar que este reclamo debió plantearse oportunamente, en el momento en que se decidió adquirir los equipos, no a estas alturas cuando todo el proceso electoral está planificado y montado.

Flavio Darío Espinal