Costos y beneficios: un ejemplo sobre energía y conservación de agua y suelos

El excelente editorial de la edición del sábado 22 de octubre de 2016, y las acciones iniciadas por el Ministerio de Medio Ambiente para la conservación de agua y suelos en Valle Nuevo, Constanza, me motivan a introducir un ejemplo de costo beneficio, relacionado con el agua.

Si bien este artículo no cuantifica los valores asociados con costos y beneficios, presenta detalles de las variables a considerar; así como también la interacción de las mismas.

Las zonas más elevadas de las cuencas hidrográficas producen agua y productos forestales (beneficios en Valle Nuevo). La cobertura vegetal de las laderas de las montañas protege a los suelos de la erosión (costos) que pueden provocar las lluvias, y al mismo tiempo, mejorar el movimiento de las aguas hacia los cursos naturales, ríos (caudales). Las laderas de las altas montañas se caracterizan por pendientes elevadas y longitudes que aumentan la velocidad de escorrentía de las aguas y suelos, en otras palabras, erosión (costos).

El agua es el recurso común, y la variable más importante (beneficio) en la interacción en el uso de recursos (principalmente suelos), en las diferentes secciones de una cuenca hidrográfica. La parte alta produce agua y productos forestales. La sección intermedia de la misma puede producir energía eléctrica y agua. Dada la instalación de una presa hidroeléctrica. La parte baja de la cuenca puede producir alimentos, en virtud de la disponibilidad de agua para riego de cultivos. Es necesario añadir que el embalse, en la sección media de la cuenca, puede producir agua para zonas urbanas. Tal es el caso de Valdesia, en la cuenca del río Nizao.

El uso del suelo, en la parte más elevada de la cuenca, debe ser compatible con el objetivo de conservarlos, y producir agua. Las pendientes elevadas y largas no pueden ser utilizadas para actividades agrícolas por que no proveen cobertura vegetal permanente. De lo contrario, se produce un efecto negativo, erosión y arrastre de suelos (externalidad-costo), en las futuras actividades productivas de la sección media (presa hidroeléctrica). El arrastre de los suelos hacia los ríos provoca sedimentación en los embalses de las presas, reduciendo su capacidad para almacenar agua para riego, consumo humano y generación de energía eléctrica (costos). De la misma forma, la pérdida de capacidad de almacenamiento de agua en el embalse reduce las posibilidades futuras de actividades agrícola, en las zonas más bajas de la cuenca (costo). En adición, la sedimentación en el lecho del río, incrementa la capacidad del mismo de provocar mayores inundaciones (costos).

Otro costo relacionado con el uso inadecuado de los suelos en la zona más elevadas de las cuencas es el incremento en la frecuencia de dragados de los puertos (costos), en virtud del aumento de los depósitos de sedimentos en las desembocaduras de ríos, donde hay puertos. El total de costos asociados a la lista detallada pueden reducirse con un manejo apropiado de los suelos en la parte más alta de la cuenca.

Es sumamente importante añadir a la lista, la pérdida de vida marina en zonas costeras, asociada a la contaminación por sedimentación de suelos arrastrados por los ríos. Las reducciones de todos los costos citados pueden justificar la asignación de recursos para proteger, con cobertura vegetal permanente, las zonas más elevadas de las cuencas hidrográficas (Valle Nuevo). En resumen, preservamos el recurso más preciado, el agua. Su conservación, conjuntamente con los suelos, es impostergable.

Diario Libre