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El turismo en Santo Domingo: en búsqueda de visión y liderazgo

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El turismo en Santo Domingo: en búsqueda de visión y liderazgo

La República Dominicana cuenta con fuerte crecimiento en el turismo en los últimos años. La llegada de visitantes extranjeros suma aproximadamente 5 millones al año en el país, una cifra impresionante para una isla con una población de sólo aproximadamente 10 millones de habitantes. Pero la oferta se refiere en gran parte a playas y campos de golf en la costa. Por lo general, son paquetes hoteleros de tipo todo incluido, con un mayor volumen en Punta Cana.

Un artículo reciente de Senabri Silvestre (El Día, 23 de marzo de 2016) mencionó el objetivo del gobierno de llegar a 10 millones de visitantes al año por el 2022, es decir casi el doble del nivel actual. Para recibir este volumen de turistas, tiene que existir considerablemente más infraestructura. Uno puede preguntar ¿cómo puede ser sostenible un crecimiento tan rápido desde un punto de vista medioambiental? y ¿Cómo la seguridad de estos grandes números de turistas puede ser garantizada en un país con altos niveles de delincuencia y criminalidad, donde incluso los ciudadanos no se sienten en seguridad?

He permanecido en el Distrito Nacional durante varios meses, y estoy presentando el punto de vista de un visitante extranjero en la región de la capital: esta ofrece un gran potencial para contribuir al desarrollo del turismo nacional, pero sólo parece como potencial. Creo que si un gobierno pretende mejorar el turismo dentro de su territorio, tiene que focalizarse en el Distrito Nacional como uno de los puntos claves de su estrategia. Pocas ciudades, especialmente ciudades capitales, pueden presumir de un idílico frente de mar y un lindo entorno natural como lo tiene Santo Domingo. Sin embargo, el pueblo de esta capital no goza mucho de esa belleza. A parte de los grandes centros comerciales, la Zona Colonial y tal vez el Mirador del Sur y el Jardín Botánico, no hay muchos sitios interesantes e invitantes donde acuda la gente para pasar tiempo y disfrutar en familia.

No hay playas interesantes cerca de la capital. Boca Chica puede haber sido en tiempos anteriores una zona playera atractiva, pero la zona pública ya luce poco agraciada.

La avenida George Washington parece haber sido, al igual que el Malecón, parte de una gran visión urbana, con importantes edificios, monumentos y obeliscos. En realidad, su acceso limitado y la falta de mantenimiento básico, lo han convertido en una zona medio abandonada y vetusta. Se encuentran algunos bellos hoteles en la George Washington, pero los alrededores dejan mucho por desear. Abundan las evidencias de comercios que cerraron hace tiempo por el deterioro del ambiente cerca de los obeliscos. El tráfico es tan congestionado, especialmente por vehículos pesados, que uno ni siquiera puede cruzar a pie con seguridad. ¿Cómo ha podido suceder que el corredor más pintoresco de la capital es la ruta principal de camiones y patanas? Esto evidencia sólo una parte del fracaso del transporte en Santo Domingo.

Se puede decir lo mismo sobre la mayor parte del centro de la capital, aparte de la zona Colonial y algunos espacios verdes. Las principales avenidas, calles y espacios urbanos de la capital están sobrecargadas por carros y motores. Son en mayoría incómodos, inseguros y aún peligrosos para los peatones. Países con altos niveles de turismo en Europa y las Américas tienen capitales atractivas y atentas, llenas de monumentos y lugares de interés. La triste realidad de Santo Domingo, aunque la ciudad esté desarrollada en muchos sentidos, es que no constituye un lugar acogedor para los turistas. No estoy hablando de encerrarse en un hotel, participar en un congreso, ni de jugar en casinos, pero sí salir a descubrir la ciudad como se hace en muchas grandes ciudades del mundo. En esos lugares, caminar y usar el transporte público es la única forma práctica de explorar la ciudad, pero en Santo Domingo es algo muy arriesgado, incluso imposible. Además, otras ciudades como Río de Janeiro, Copenhague, San Francisco, y La Habana, para nombrar sólo ellas, tienen malecones y zonas portuarias muy atractivas y accesibles. Santo Domingo podría haber hecho algo comparable, pero no alcanza ese nivel.

Los museos nacionales, centros culturales y monumentos son sitios claves para la exhibición del orgullo, del patrimonio y de la identidad de un país. Eso lo demuestran muchas capitales significativas del mundo. Aunque tiene potencial, Santo Domingo no forma parte de esas ligas. Ciertamente, la Zona Colonial ha recibido unas inversiones y tiene algunos lugares de interés histórico, pero queda mucho trabajo por hacer, sobre todo el entierro del feo cableado aéreo.

La Plaza de la Cultura, que parece haber sido concebida como un mayor polo cultural, parece medio abandonada, y no es un lugar acogedor para los ciudadanos, aun menos para los turistas. El Museo del Hombre Dominicano, dirigido por el Ministerio de Cultura, debería ser una gran atracción de la capital, aún del país – por el contrario, es una vergüenza - tiene mala ventilación, hay poca luz, las exhibiciones están acabadas. Parece que debería estar cerrado. Está cerrado el Museo de Historia. El Museo de Arte parece estar funcionando con un presupuesto de hambre. El Museo de Historia Natural, manejado por el Ministerio de Recursos Naturales es mucho mejor. Cuando estuve allí con unos amigos canadienses, había algunos escasos grupos escolares, y parecíamos ser los únicos turistas que nos habíamos desviado hasta ahí. Eso resalta otra realidad: pocos turistas llegan a conocer la cultura y la historia del país.

En conclusión, pregunto lo siguiente: ¿Si la capital de un país no tiene una masa crítica de atracciones accesibles de nivel internacional (parques, grandes avenidas, paseos, museos, etc.), y si el casco histórico carece de inversiones – si no existe en general un tránsito peatonal seguro, si no hay un sistema de transporte eficaz y bien desarrollado, ¿cómo se puede atraer a la ciudad un turismo que valga?

Planteo la sugerencia siguiente: que las autoridades del Ministro de Turismo se olviden de priorizar la llegada de 10 millones de visitantes en 2022. La industria del turismo no debe concentrarse en la cantidad, sino en la calidad y la diversidad, empezando con su propia ciudad capital, donde existen muchos recursos y sitios interesantes que necesitan cariño. Diversificar y enriquecer la experiencia turística, ofrecer más oportunidades para conocer la cultura dominicana, eso sí atrae más turismo, pero también es un desafío que requiere planificación, inversión y liderazgo.

El autor es arquitecto paisajista canadiense.

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