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Geopolítica
Geopolítica

Geopolítica: Controversia y actualidad de un método científico

La geopolítica es uno de esos métodos cuya delimitación sigue marcada por la ambigüedad y controversia. A menudo leemos en diarios de prestigio un uso muy disparejo de este término, lo que dificulta la percepción a cualquier lector interesado en conocer el dominio epistemológico propio a este concepto.

Esta discusión no es más que un reflejo de una mayor escisión que data desde la aparición misma del vocablo “geopolítica” así como de la evolución posterior de su objeto de estudio.

Tanto Herodoto, como Aristóteles, pasando por Montesquieu y Kant, escribieron sobre temas relativos a geopolítica. No obstante, el surgimiento de este método tuvo que esperar hasta el siglo XIX, cuando el resultado de la guerra franco-prusiana redefinió el balance de poder en Europa, lo que llevó a geógrafos y pensadores de entonces a cuestionar, con un profundo impulso nacionalista, las fronteras y delimitaciones territoriales post bellum.

Fue en este contexto que el geógrafo sueco, Rudolf Kjellen, concibió en 1899 la noción de geopolítica, para referirse a “la teoría del Estado como un organismo o fenómeno en el espacio”. Así se dejaba de lado una visión exclusivamente legalista del estado, añadiéndole un sentido antropomórfico a las ambiciones y luchas de una entidad particular.

En el mismo sentido, y para la misma época también, el geógrafo alemán Friedrich Ratzel introdujo la noción de lebensraum (espacio vital) para hacer referencia al territorio necesario para la supervivencia y crecimiento natural de un estado.

Esta noción fue adoptada al pie de la letra por los ideólogos del nazismo, quienes enfocaron el aspecto expansionista para justificar la violencia desatada hacia regiones de Europa oriental y báltica.

Uno de los teóricos que mayor influencia tuvo en el régimen Nazi fue precisamente Karl Haushofer, a quien se le atribuye aterrizar aún más el significado de geopolítica afirmando que esta no es sino “la conciencia geográfica del estado”.

Sin embargo, es consenso entre autores de todo el espectro político que sin el impulso de Haushofer, cuya esposa era descendiente de judíos y su hijo, Albrecht, fue ejecutado por su participación en un complot para asesinar a Hitler, probablemente la geopolítica no hubiese logrado el rigor analítico que se le conoce en la actualidad. No obstante, hubo que esperar 20 años para que el método geopolítico dejara de ser visto como una “ciencia nazi” por académicos de todo el mundo.

Este renovado interés se suscitó a mediados de los 60, cuando arreciaba la guerra de Vietnam y recién terminaba la guerra de Argelia. Para entonces una nueva generación de autores inspirados por la corriente anti-colonialista de entonces, crearon un nuevo marco de saber geopolítico. Este involucró la inclusión de las representaciones, esto es la manera en que un pueblo o grupo de personas visualiza y asimila algún fenómeno histórico o geográfico particular, como herramienta a incluir para la comprensión de pujas y conflictos afectando la arena internacional.

Entre las voces más sobresalientes de esta nueva geopolítica se encuentra el profesor Yves Lacoste, quien fundó en los 70 el Instituto Francés de Geopolítica de La Sorbona. Antiguo miembro del Partido Comunista Francés, Lacoste definió la geopolítica como “un análisis de las rivalidades sobre territorios particulares, que considera las intenciones, medios y argumentos que los actores involucrados utilizan para alcanzar sus objetivos”.

Dada esta definición, la geopolítica dejó de ser un asunto de grandes poderes, su estructura de investigación pudiendo ser aplicada al estudio de ideologías, luchas tribales, y hasta religiones. Esto explica el surgimiento de publicaciones que estudian la “geopolítica del catolicismo”, del islam, o bien la “geopolítica de tribus del África subhariana”.

Una de las alumnas de Lacoste, Béatrice Giblin, fue aún más lejos al llevar el método a un plano más local, lo que permitió el nacimiento de una geopolítica de ciudades, barrios, y municipios.

Como reflejan los trabajos de Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski, en Estados Unidos también la geopolítica encontró un auge en la post-guerra, Pero a pesar de contar con una arraigada tradición de estudios geoestratégicos, que data del siglo XIX con el almirante Mahan, la geopolítica encuentra su espacio en la academia americana en conjunción con las relaciones internacionales y la geografía política.

Dejaremos al lector la prerrogativa de optar por la definición y tradición de geopolítica que entienda más sensata. De todas formas, dada las continuas tensiones en distintas partes del mundo, la geopolítica continuará ejerciendo su autoridad como útil indispensable para el entendimiento de los intereses y realidades afectando el mundo actual.

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