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Transporte público
Transporte público

Hablemos de transporte e inclusión

En estos momentos en que nuestro país ha volcado su atención hacia el tema transporte me parece oportuno y de suma importancia acotar los puntos determinantes en esta materia para la comunidad de personas con discapacidad en la República Dominicana.

¿Qué representa el transporte público para un ciudadano? Pues independencia. El transporte público es un recurso que nos permite desplazarnos a nuestras obligaciones, es una herramienta que fomenta la responsabilidad para desarrollarnos como entes productivos de la sociedad.

Pero ¿qué pasa cuando no existe la posibilidad de contar con medios de transportes accesibles y seguros para las personas con discapacidad?

Según el censo del 2010, el 13% de los dominicanos vive con algún tipo de discapacidad. Esto significa que cientos de miles de personas con discapacidades se levantan diariamente para cumplir con sus trabajos, estudios, terapias y atenciones médicas sin contar con un sistema de transporte público seguro, exponiéndose ciertamente al riesgo de accidentarse y/o no cumplir a tiempo con sus compromisos.

Sin darnos cuenta, excluimos a las personas con discapacidad al no proveer la seguridad necesaria para transitar en la vía pública. Le restamos independencia y oportunidades a ese 13% de nuestra población que sí quiere salir adelante. De igual manera afecta directamente a los padres, hermanos, hijos, cónyuges y demás familiares que deben acompañarles para poder moverse en nuestra ciudad, cambiando la cifra de perjudicados drásticamente de un 13 a un 25%.

Para garantizar el desarrollo integral de nuestra ciudadanía necesitamos rutas e infraestructuras amigables e inclusivas que permitan transitar, vehículos adecuados con las condiciones necesarias para todos, pero sobre todo se necesitan personas con conciencia y responsables dirigiendo el transporte público para disminuir el nivel de imprudencia que terminan provocando serios accidentes para cualquier ciudadano, siendo el reto aún mayor para una persona con discapacidad.

Ley Orgánica número 5-13 sobre Discapacidad

En su Artículo 112, la Ley General Sobre La Discapacidad En República Dominicana, señala que se procurará “que las personas con discapacidad dispongan de transporte adaptado en todas las rutas existentes o por crearse en el país, operadas de manera pública o privada”.

El artículo también especifica que “el CONADIS procurará que la disponibilidad de transporte adaptado, sea de no menos del diez por ciento (10%) en el primer año de la promulgación de esta ley, siendo progresivo el aumento del porcentaje, según la demanda y necesidades de la población”.

Esta Ley, acompañada de la reciente promulgación de su Reglamento de Aplicación el pasado 5 de diciembre, se sustenta en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas con la intención de construir una sociedad inclusiva basada en el respeto a la diversidad.

A través de la creación de acciones y políticas, incluyendo las que fomenten la accesibilidad del transporte público, se promoverá la independencia de las personas con discapacidad. Es necesario empoderarnos de este nuevo instrumento para asegurar la participación ciudadana y el desarrollo de capacidades para las personas de este vulnerado sector.

Buenas prácticas y espacios de mejora

Incorporar nuevas prácticas que brinden espacio de mejora en el tema de transporte accesible es también una manera de promover la inclusión de las personas con discapacidad en República Dominicana.

En Latinoamérica ya se han integrado medidas para asegurar la accesibilidad del transporte para todos. Países como Colombia, El Salvador y Argentina ya cuentan con el sistema de semáforos sonoros para no videntes y personas con dificultad visual. Y en Perú los mobiliarios urbanos están diseñados con el sistema de lectoescritura Braille.

Chile es otro país que se encuentra a la vanguardia de accesibilidad de transporte con la implementación del Transantiago, creado para las personas con discapacidad.

Autobuses con piso bajo y rampas de acceso manuales, espacio para sillas de ruedas en las guaguas de las vías más transitadas que cuentan con un cinturón de seguridad, señalización en braille y texturas en los pasamanos para personas ciegas, timbres con luz y sonido, entre otros.

Sin embargo una de las implementaciones que más me llama la atención es la siguiente: Chile implementó un sistema de supervisión y fiscalización de la calidad para estos servicios. Y es que es esencial para poder llevar a cabo un cambio sustancial en la inclusión de las personas con discapacidad en cualquier ámbito de la sociedad que se fiscalice el servicio. Se deben implementar las medidas pero también llamar a cumplirlas.

Las buenas prácticas no se detienen en la adaptación del transporte o en nuevas herramientas tecnológicas e inclusivas; para integrar buenas prácticas es primordial también la construcción de ciudades coherentes en planificación de accesibilidad donde se tomen en consideración otros puntos como la estructura urbana, el subsidio del transporte público para estudiantes, envejecientes y personas con discapacidad y demás puntos que afectan la posibilidad de mejora del tema.

Hagamos nuestra parte para impulsar los cambios que requiere el sistema de transporte público dominicano con un enfoque accesibilidad para todos como su eje transversal. ¡Seamos responsables juntos, movamos la inclusión!

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