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La República Duartiana

Levantar como estandarte “Refundar la República Duartiana”, proyectada en este siglo XXI, es reivindicar la independencia y soberanía nacionales; la construcción de una patria próspera y justa...

Conocer sobre qué visión concibió y fundó Juan Pablo Duarte, junto a los Trinitarios, hace 173 años, el Estado que se dio en llamar República Dominicana, tiene la dificultad de los escasos escritos suyos que se conservan, por lo que sus actuaciones concretas siguen siendo el mejor y mayor testimonio de sus ideales patrios.

La independencia

Duarte, entre todos los independentistas es quien concibe la separación de Haití de forma radical y con el objetivo expreso de organizarnos como Estado soberano, libre e independiente. En Duarte la independencia y la nacionalidad dominicanas están concebidas en positivo y no como negación. Duarte asume que los dominicanos constituimos una nación con cultura, historia, valores, tradiciones y condiciones propias que nos dan el derecho y razón de organizarnos como Estado soberano. En este contexto es que le resulta inaceptable una existencia subsumida en otro Estado o nacionalidad. Esta visión separa a Duarte de otros grupos que propugnaban por la separación de Haití pero buscando la anexión a otro Estado, como terminó haciendo Pedro Santana, en 1961

La democracia

Es clara y precisa la visión de Duarte de que el Estado Dominicano naciente debe adoptar una forma democrática de gobierno. En su proyecto de Ley fundamental, Duarte define que el fin para el cual se organiza el Estado es para la búsqueda del bien general y especifica que la naturaleza del gobierno debe ser: propio, popular, electivo, representativo y responsable.

La legalidad

En Duarte es crucial el papel de la Ley y la separación de poderes, principios cardinales del régimen democrático, diferenciándose así de la visión autoritaria y caudillista predominante en la facción conservadora y que inmediatamente impuso Santana y más luego Báez, entre otros. El pensamiento de Duarte en este tema mantiene toda pertinencia: La Ley es la regla a la que deben acomodar sus actos gobernados y gobernantes; todo poder está y deberá estar limitado por la Ley y ésta por la justicia; la Ley es la que da al gobernante el derecho de mandar e impone al gobernado la obligación de obedecer.

La práctica política

En Duarte la política se orienta por una ética de servicio y nunca para enriquecerse o buscando principalía o por ambición de poder. En Duarte la política es compromiso y entrega por una causa para el bien de la colectividad. Es Duarte uno de los políticos más consagrados que jamás hubo en la RD. Fue a la política para hacer realidad sus ideales independentistas y democráticos. Es Duarte un organizador que desarrolla tres sociedades secretas: la Dramática, la Filantrópica y la Trinitaria. Es Duarte un hombre de acción: por la causa se entrena militarmente, ingresa al ejército haitiano, aprovecha y profundiza las contradicciones que se dan al interior de su adversario; vive en la clandestinidad y en el exilio. Es Duarte un símbolo del ejercicio ético y coherente de la política: nunca renunció a su ideal independentista, ni les hizo concesiones a sus adversarios, ni les aceptó puestos o funciones a los traidores de la causa nacional y, al mismo tiempo, lo dio todo por su patria sin exigir nada y nunca se lucró de la actividad política.

173 años después de fundada la República es doloroso admitir que siguen pendientes de realizarse los postulados primigenios que le dieron origen. Por eso, porque mantienen toda su validez y por ser una tarea pendiente es que proclamamos como ideal político hacer realidad la República Duartiana.

La República Duartiana es un concepto en el que se sintetiza el pensamiento y práctica políticas del padre fundador de la República, enriquecido por las luchas de varias generaciones políticas liberales y progresistas que, orientados en el ejemplo y prédica de Duarte, en distintos momentos y circunstancias de nuestra historia, lucharon por la democracia, la libertad, la justicia social, la soberanía e independencia.

Por antonomasia, la antítesis de la República Duartiana es la “santanista”, caracterizada en más de 173 años de ejercicio del poder, salvo brevísimos intervalos, por ser autoritaria, entreguista, oligárquica, injusta, caudillista y medularmente corrupta.

Plantear la refundación de la República Duartiana es volver al origen y, al mismo tiempo recoger todo cuanto aporta la guerra de la restauración y la lucha contra la primera y segunda intervención norteamericanas, en la reafirmación de nuestra independencia y soberanía nacionales; lo que aporta la lucha contra Santana, Báez, Lilís, Trujillo, el triunvirato y Balaguer en la construcción de la democracia; los aportes de la lucha contra la desigualdad y por la justicia social, por la transparencia y contra la corrupción y la impunidad en los gobiernos del PRSC, PRD y del PLD.

Levantar como estandarte “Refundar la República Duartiana”, proyectada en este siglo XXI, es reivindicar la independencia y soberanía nacionales; la construcción de una patria próspera y justa, democrática y participativa, con instituciones que funcionen y gobiernos sometidos al respeto de la legalidad. Es también reclamar una República verde, que proteja y preserve el medio ambiente y nuestros recursos naturales.

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