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Elecciones 2016
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Las estadísticas no ganan elecciones

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Las estadísticas no ganan elecciones

Los políticos típicamente usan las estadísticas como un mago de teatro usa humo y espejos. Con el tiempo, ellos pueden llegar a ver los números con desprecio (...). Pero a pesar de toda la desesperanza, los hechos todavía importan. No hay en el mundo una cuestión de política que pueda ser resuelta con estadísticas solamente, pero, en casi cada caso, entendiendo el fundamento estadístico es de tremenda ayuda (...), mientras es fácil mentir con las estadísticas, es mucho más fácil mentir sin ellas. Tim Hartford, Financial Times, abril 17, 2016

La más reciente encuesta Gallup del periódico Hoy establece que el 63% de los dominicanos considera que el gobierno del presidente Medina utiliza los fondos públicos para promover su candidatura presidencial; asimismo, arroja que los principales problemas del país son la delincuencia, el desempleo y la inflación. Como si esto fuera poco, la corrupción y la impunidad no están entre los problemas de menor interés para la sociedad dominicana, a pesar de que el 33% de los dominicanos percibe que en el presente gobierno hay más corrupción que antes. Estos datos pudieran indicar que al menos la carrera por la presidencia debiera estar cerrada. Pero este no es el caso. De acuerdo con la misma encuesta, el candidato oficial tiene una ventaja que duplica la intención de voto para el principal candidato opositor.

Son datos reveladores, pero, sobre todo, muestran que las estadísticas no son suficientes para ganar unas elecciones; hay una conexión que va más allá de la frialdad de los números, y que toca las estructuras mismas de los partidos, independientemente de quien sea el candidato. Un referente interesante es el proceso electoral de 1990, realizado en medio de una de las peores crisis económicas que el país había padecido en sus dos décadas de vida cuasi democrática. Aun así, el presidente Balaguer, candidato a la reelección por el Partido Reformista, tenía chances de ganar la reelección; pero, el profesor Bosch era el candidato que se perfilaba como ganador por el PLD. El dato interesante es que el PRD fue dividido a esas elecciones. El Dr. Peña Gómez y el Lic. Jacobo Majluta participaron como candidatos a la presidencia por partidos diferentes. Luego de un fraude que ha sido documentado, el presidente Balaguer fue declarado ganador con un 35% de los votos emitidos; el Prof. Bosch obtuvo -de acuerdo con esos resultados- un 34%; mientras que el Dr. Peña Gómez alcanzó un 23% y el Lic. Majluta un 7%.

Si hubiese sido por las estadísticas, con la grave crisis económica que padecía el país, el Dr. Balaguer no debió ser un candidato a tomar en cuenta en esas elecciones; y aunque el fraude le dio la presidencia, lo cierto es que las elecciones fueron muy cerradas. Resulta interesante, por demás, analizar el rol jugado por el PRD. El Dr. Peña Gómez sólo alcanzó el 23% de los votos -como señalamos anteriormente-, a pesar de su enorme liderazgo y de ir a las elecciones con los símbolos del PRD; en cambio, el Lic. Majluta -quien pudo haber ganado las elecciones de 1986- lo hizo por el PRI. En todo caso, ninguno de los candidatos del PRD se alió al gobierno. Para la presente división del PRD la situación es mucho más complicada. El PLD es una maquinaria electoral por sí misma, que además ha logrado el apoyo de los símbolos del PRD.

Es decir que el PRM enfrenta una situación electoral difícil, pues no tiene los símbolos del PRD, ni la estructura organizativa que lo pueda poner a competir en igualdad de condiciones frente a una coalición de partidos que al decir del 63% de los dominicanos utiliza los recursos del Estado en el proceso electoral. ¿Significa esto que el PRM se juega su futuro en las próximas elecciones? No necesariamente. Como no se lo jugó el Dr. Peña Gómez cuando obtuvo sólo el 23% de los votos en las elecciones de 1990. Después de las elecciones habrá un nuevo juego.

Una cosa está clara. La mayoría de los votantes dominicanos no entiende el lenguaje de las estadísticas. Niveles de pobreza, endeudamiento excesivo, deterioro fiscal, modelo económico, entre otros, son términos que muy pocos entienden y que la mayoría no toma en cuenta a la hora de votar. Particularmente, en un país en el que las estadísticas son frecuentemente caricaturas de la realidad. Como dicen las encuestas, a los dominicanos les preocupan los temas de su diario vivir: delincuencia, desempleo y costo de la vida. Las estadísticas oficiales dicen que hemos mejorado en esos tres renglones. Vaya paradoja. No basta, sin embargo, con incluir en el discurso político a la necesidad de resolver esos problemas; es necesario, además, una historia que le de vida a los datos y conecte a la mayoría con un discurso y una práctica diferentes.

@pedrosilver31

Pedrosilver31@gmail.com

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