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Merengue
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Significado de la trascendencia universal de Santo Domingo y del Merengue

La República Dominicana fue reconocida por la UNESCO. Una categoría es tangible, reconociendo el patrimonio monumental del Santo Domingo del siglo 16, y la otra intangible, el merengue.

La primera, es fruto del rol primordial que hace más de cinco siglos ostentó Santo Domingo efímeramente, antes de caer en el abandono y el olvido del otrora Imperio Español.

La segunda, es el resultado de la mezcla de culturas que refleja la integración genética de tres razas, durante esos cinco siglos de aislamiento y abandono.

El pueblo dominicano es el resultado de una evolución de 500 años, única en las Américas. Lo hace muy diferente al pueblo haitiano, o de sus vecinos los cubanos y puertorriqueños.

Como dominicano cibaeño, del interior, nacido en los cincuenta, cuando el país era aun 75% rural, conservo en mi habla regional y en mis tradiciones ancestrales, los elementos esenciales del merengue, que la UNESCO acaba de reconocer como patrimonio intangible universal.

El hecho de que como cibaeño tenga en mi ADN 49% de genes europeos, 14% de genes taínos y el restante de genes africanos, en una población dominicana donde 75% es una mezcla de mulatos y mestizos en todas sus tonalidades, es evidencia de una integración de medio milenio.

La identidad dominicana está impregnada de características culturales y rasgos raciales que no tienen ya que ver con los españoles que transitaron por la Isla, hace 500 años, y se convirtieron en los conquistadores de México, Perú, y tierra firme. Los que se quedaron aquí, se aplatanaron.

De hecho, el deslumbrón que significó ser la primera sede administrativa del naciente imperio español, reconocido por la UNESCO en Santo Domingo, no opaca el abandono del que fuimos objeto poco después, por casi 4 siglos. Tanto es así, que nuestra República nace de la separación del estado rebelde vecino, Haití, que producto de una revuelta exitosa de esclavos, trataron de colonizarnos para pagar la deuda que les impuso Francia, país de sus amos.

Por ende, quienes tratan de crear una identidad dominicana basados en una historia de esclavitud y violencia como la vivieron los haitianos, nuestros vecinos, como si fuera la historia de los dominicanos, perpetúan una falacia que favorece el racismo y la dependencia, que en nada favorece el diálogo de los dominicanos de hoy con los haitianos, para un mejor mañana.

A futuro, el dominicano puede estar orgulloso de que los cinco siglos de abandono a que nos sometieron los imperios coloniales y el situado, nos obligó a ser tolerantes e incluyentes, lo que nos enseñó a ser hospitalarios, pero no serviles, respetando la idiosincrasia de todos los pueblos, generando valores positivos de reconocimiento y simpatía, que el mundo hoy nos admira.

Ese es el significado que le doy a distinción universal de la UNESCO.

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