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Tecnología colaborativa, competencia y monopolio

Desde que Uber llegó a New York en 2011, los días de los taxis amarillos de la ciudad han estado contados. Conseguir un taxi requiere pararse afuera hasta que aparezca un chofer, darle la dirección si es necesario y buscar efectivo. En contraste, Uber permite a los usuarios pedir un carro por teléfono, informarle cuando esté afuera esperando, poner la dirección de destino en el software de navegación y desmontarse en el destino sin ningún trámite. The Economist, agosto 14, 2015.

En nuestra reciente visita a la ciudad de New York pudimos comprobar la penetración que los servicios de Uber han tenido en esa gran urbe. Cada vez más los usuarios de taxis se han estado inclinando por el uso de un transporte basado en la tecnología colaborativa, lo que ha permitido que Uber tenga una creciente participación en el movimiento de pasajeros que utilizan los servicios de taxis. Uber permite varias modalidades de servicios; entre ellas, Uber pool, que es una versión moderna del «concho» en la que los pasajeros pueden compartir la ruta con otros pasajeros a un menor precio. O también, UberX para transportación exclusiva, pero a un precio mayor.

La teoría económica establece que los consumidores se benefician de la competencia a través de menores precios y mayor calidad, permitiendo que el consumidor se beneficie de lo que se conoce como el «excedente del consumidor». Exactamente lo opuesto ocurre cuando el mercado es dominado por un monopolio, y el monopolista captura -a través del precio- todo ese excedente. Este planteamiento de la teoría económica puede ser comprobado con lo que ha pasado en New York con el servicio de taxis. Por décadas, el corazón de Manhattan ha sido dominado por los taxis amarillos, hasta el punto de que se han constituido en un icono de esa ciudad. Pero detrás de ese simbolismo hay un grupo sindical que ha explotado al máximo a los usuarios de taxis. Ese sindicato ha impedido que la ciudad tome decisiones en favor de los consumidores.

De acuerdo con The Economist, adquirir en el mercado, en el 2014, una licencia de taxi amarillo -el famoso «medallón»- costaba un millón de dólares, mientras que para el 2016 -hace unos meses- el costo había caído a menos de 700 mil dólares. Es decir que en menos de dos años el precio del «medallón amarillo» ha caído en más de un 30%. Puede haber muchas explicaciones para esta caída en el precio de mercado de los medallones. Pero es notorio que en ese periodo se haya consolidado la presencia de Uber en NY.

Como es sabido, Uber se fundamenta en una solución tecnológica que coordina la oferta y demanda de taxis de una manera eficiente. Y ha logrado lo que parecía una misión imposible: romper el monopolio de los taxis amarillos en Manhattan. En la misma crónica de The Economist se estima que Uber pasó -en un periodo de dos años- de 175,000 recogidas de clientes a 1.8 millones, algo realmente sorprendente. Esto significa que el cambio tecnológico que ha representado Uber ha beneficiado a los usuarios y ha reducido los beneficios extraordinarios -derivados del poder monopólico- que venían disfrutando los taxis amarillos en detrimento de los consumidores.

En el vehículo de Uber que nos transportaba hacia un restaurant en New York nos llamó la atención que el conductor tenía en el lado derecho del tablero una pantalla en su iPhone para manejar su cuenta con Uber, mientras que en el lado derecho tenía una pantalla en su iPad. Al preguntarle el porqué de la pantalla de su iPad nos respondió que en esa pantalla trabajaba los clientes de Lyft. Lyft es un servicio de taxi similar a Uber que ha surgido luego del éxito de ésta. Si bien Uber y Lyft ofrecen precios similares, sus contratos con los conductores tienen diferencias que pueden hacer la diferencia a la hora de que un conductor se decida por una u otra. Por ejemplo, Lyft permite que el usuario incluya una propina cuando coloca la orden, mientras que Uber no tiene esa opción. Nuestro conductor, sin embargo, nos dijo que prefería trabajar con las ordenes de Uber, pues tenían una mayor comisión. Nada impide, después de todo, que acepte una propina en efectivo. Está claro que el éxito de Uber está atrayendo a otros competidores que utilizan su misma tecnología, como es el caso de Gett, otra proveedora en New York que poco a poco va ganando una tajada del lucrativo negocio.

El uso de la tecnología colaborativa ha permitido transparentar de manera contundente que los monopolios -como el de los taxis amarillos- representan una extracción de renta desde los consumidores hacia los monopolistas, y que la competencia -como un proceso- tiende a eliminar esos beneficios extraordinarios. Es algo que es válido tanto para las empresas del transporte de pasajeros como para cualquier otra organización, comercial o industrial.

@pedrosilver31

Pedrosilver31@gmail.com

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