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Harold Priego

El humor es inteligente. Si no, no es humor. Es otra cosa. Para Harold Priego, el humor era el prisma, el cristal (oscuro de sus lentes) desde el que veía la vida.

Conectó con gente profundamente diferente en su formación, ideología, nivel cultural y social..., porque era capaz de crear personajes arquetipos de la idiosincrasia nacional. Se reía con nosotros, no se burlaba de nosotros: políticos y Yuleidy, pobres y turpenes, doñas y no tanto...

Harold hizo editoriales con su caricatura. Tenía posiciones políticas muy personales sobre algunos temas, y sus personajes tomaban partido no sólo en campaña. Lo políticamente correcto era algo que le traía absolutamente sin cuidado. Sufría cuando alguno de sus chistes era mal interpretado, y eso le ocurrió alguna vez. En esas ocasiones fue severamente enjuiciado, algo que a él le sorprendía. La vida le interesaba, porque le gustaba la gente y era incapaz de juzgar muy severamente a nadie. Admitía y disculpaba absolutamente todas las debilidades humanas, precisamente porque no las consideraba "debilidades".

La vida es rara. Harold vivía ahora su mejor época profesional. Avanzaba en su película, un proyecto que le había tomado años sacar adelante y estaba dispuesto a trabajar en su faceta de pintor "serio", para lo que tenía grandes aptitudes.

Nos faltará, como se echa de menos a quien nos conoce bien.

IAizpun@diariolibre.com