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La génesis del 30 de Mayo y la visión política (1 de 2)

Decía el profesor Juan Bosch, a escasos 6 meses de que se produjera el ajusticiamiento de Trujillo, es decir, el 12 de diciembre de 1960, en carta dirigida a Sacha Volman, expuesta recientemente en la columna sabatina que José del Castillo escribe con buen tino en Diario Libre, que "todos nosotros soñamos con ser héroes o que algún héroe nos libere. Algún día quizá me siente a escribir un ensayo serio sobre este asunto. Por ahora, tengo muchas dudas de que pueda surgir un héroe en Santo Domingo. El único medio para exterminar el grupo de Trujillo es destruyéndolo con un poderoso y violento golpe, y la única vía para ejecutar ese golpe es agrupando de manera conjunta una fuerza internacional que pueda iniciar una nueva era de responsabilidad común de América en el destino de cada uno de sus pueblos."

Como se sabe, no se produjo un golpe internacional para aniquilar a Trujillo, pero en el momento en que Juan Bosch escribía la carta citada, un grupo de dominicanos conspiraba para poder darlo. Y lo daba meses después cuando tanto la dirigencia democrática establecida en el exilio como los núcleos internos de resistencia ya habían perdido la fe en la posibilidad del derrocamiento de Trujillo y reinaba por doquier el desconcierto y la desesperanza.

Ahora que el Senador por la provincia Espaillat, José Rafael Vargas, organiza y promueve la celebración de un acto de reconocimiento al Dr. Eduardo Antonio García Vásquez, mi padre, que tendrá lugar en Moca el próximo 30 de mayo, es apropiado resaltar el papel que jugó en la conspiración que devolvió las libertades y la democracia al pueblo dominicano.

En sus Apuntes, Antonio García Vásquez relata el génesis de la conspiración, de la siguiente manera: "para el año de 1959, a principios, o finales de 1958, el general Juan Tomás Díaz fue señalándome, entre en broma y en serio, sus inclinaciones libertadoras… Así llegó la expedición de junio de 1959, que me sorprendió junto al general Díaz en una fiesta familiar…

Más tarde, los terribles comentarios sobre torturas y asesinatos de prisioneros, me llevaron a esperar por Juan Tomás en su casa. Me tiré a fondo, diciéndole - Juan Tomás, ¿qué has ganado con tus escrúpulos, con hacer prisioneros en constante afán por salvar las vidas de aquellos muchachos .. si luego en San Isidro son salvajemente asesinados-. Tomé de nuevo la palabra -Lo peor es que el pueblo, yo no sé de donde lo saca, tiene su esperanza puesta en ti. Se piensa que tú harás algo, que tienes que hacer algo-.

Noté que mudaba el rostro, me puso la mano sobre el hombro, y dijo- no sabes hasta dónde llega ese monstruo, Trujillo-. Y apuntando hacia la fortaleza, continuó diciendo- De ahí yo no puedo sacar nada, ni un fusil.. Y dicen que la oportunidad es calva, pero espero le nacerá un pelo y creo que no moriré sin ver la libertad, sin vivir en libertad-.

Hubo otras palabras, pero ya mi pensamiento y minutos después todo yo, corría en busca de Antonio de la Maza que a la sazón se encontraba en Moca, para comunicarle la grande nueva.. Y por la noche nos reunimos con el general Díaz en su casa de La Vega... ¡El destino apuntó distinto desde aquel mes en la noche negra y larga del pueblo dominicano!"

Y ahí comenzó a tomar cuerpo la gesta del 30 de Mayo. A esa trilogía fueron uniéndosele Mario, Ernesto, y Bolívar de la Maza; Miguel Ángel Báez Díaz, Modesto Díaz, y Pedro Livio Cedeño. A finales de 1960 se integraron Roberto Pastoriza y Huáscar Tejeda, ocasión en que se intentó ajusticiar a Trujillo mientras visitaba a una amante que vivía en la hoy urbanización Piantini, cerca de la casa de Pastoriza, lo que no se pudo hacer porque la visita fue corta.

Luego, por intermedio de Modesto, se reclutó a Luis Amiama Tíó, y por vía de Juan Tomás a Ángel Severo Cabral. Ya en 1961, Antonio de la Maza hablaba con Salvador Estrella Sadhalá, y se incorporaba Antonio Imbert Barreras y Amado García Guerrero. También Tunti Cáceres Michel y Miguel Ángel Bissie. En adición, se contaba con la participación de Bienvenido García Vásquez, Alberto Rincón, y de Leonte Schott Michel y Danilo Rodríguez en Moca.

A través de Luis Amiama Tíó se hizo contacto con el general José René Román Fernández (Pupo). Por su parte, Severo Cabral había conformado un subgrupo al que pertenecía Manuel de Ovín, quién servía de enlace con Juan Tomás. Aparte de lo anterior, se presumía que, una vez ajusticiado Trujillo, algunos militares en activo respaldarían el movimiento, para lo cual se lanzaría una proclama exhortando al pueblo y a los militares a apoyarlo.

Y ese fue el grupo que se integró, bajo el liderazgo de Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza, que produjo el golpe violento que reclamaba Bosch, y cambió el destino del país.