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Pobreza
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¿Cómo llegará la Navidad?

Siempre la comenzamos a celebrar antes de que se santifiquen sus días. Se hacen festivales, reuniones de empleados, de amigos, familiares, viajes a países extranjeros, cenas divertidas y deliciosas, un bailar aquí y allá, se conecta y se enciende el árbol de navidad, en fin, que tenemos una herencia fiestera antes de que comiencen los aplausos. Uno disfruta todo esto. Otros no tienen ni con qué cenar. Conocí en plena calle a un hombre muy pobre que pedía unos chelitos para poder comprar un pan o una empanada para borrar el hambre que crecía en su cuerpo día tras día. Le pregunté qué comería en sus días difíciles de Navidad y me dijo que con el dinerito que le daban ahorraba unos chelitos para hacerse un moro de guandules y pedir paz y bienestar para él y el resto del mundo. Me quedé con la boca abierta y me preguntaba a mí misma ¿habrá alguien que le lleve comida a su casa?

Mi pregunta vuelve y revuelve cada Navidad, y es porque desde hace tiempo, los políticos, solo dan algo a los que obligan a votar por ellos. Vi a uno, al frente de mi casa, que dijo regalar pollos a los suyos, pero tardó varios días en hacerlo y su gente se agrupaba en esperar desde la madrugada hasta la media noche y solo le tocó un pollito a unos y cinco a otros. ¡Oh mi Dios...! La suerte de hoy, es que la Presidencia ha prohibido a los políticos usar el dinero del gobierno para hacerse pasar por muy gratuitos. Si quieren dar, tendrán que sacar un dinerito de sus bolsillos. Sé que habrá quien ni siquiera diga: Feliz Navidad.

La vida de nuestra gente de clase baja es difícil ya que hay personas que tienen el cinturón tan apretado que apenas pueden respirar, y a su lado tienen ricos que solo miran a los de su igualdad monetaria y son incapaces de darles algún regalo hasta a su sirvienta, esa que cocina, lava, plancha, limpia la casa, friega la loza, hasta que a sus “señores” le dé la gana.

Si yo pudiera hablar en voz alta a la entrada de la casa de esos políticos ricos y tacaños, les bocearía: “Fulano, el dinero no se va junto a la vida; mucho antes que mueras, da algo, alegra un poco la vida de los pobres, de los infelices que solo trabajan recogiendo basuras, limpiando zapatos de cada año un día; pues si lo haces, al irte de este mundo, encontrarás quienes recen por ti y Dios te abrazará al cruzar la frontera de la vida. Así, antes de irte, pasarás la Nochebuena y el Año Nuevo disfrutando tranquila y sencillamente con tu familia, tus hijos, tus nietos y oirás música, bailarás y Dios te dará la bendición. Si haces algo bueno, te deseo lo mejor de lo mejor”.

¡Feliz Navidad y un buen Año Nuevo, aún para los familiares, amigos y amigas, que ya se han ido!

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