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Enfermedades
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El odio cubre grandes espacios

Solo hay que tomar en cuenta quien muestra su odio hacia ti. Es llevar su víctima al desamparo y hasta a la muerte. Pero quien lo hace un día se le romperá el corazón y beberá su propia sangre. El odio es lo peor que puede dar una persona, sea a quien sea. No importa que sea contra un hermano, un amigo, un familiar o un desconocido. El odio es un falso honor. Es quien insulta y no permite hablar. No hay manera de explicar por qué se hace esto o aquello. Quien insulta y hace florecer su odio es una persona con problemas mentales. Debe ir a un psiquiatra para que le cure sus rabias mentales.

La persona a la que hace crecer el odio con puñaladas de palabras afila sus colmillos como un perro bravío. Muerde y hace correr la sangre. Hace sonar gemidos y abona la tierra con malicia y no se da cuenta que el odio que crece en su alma es un enfermedad. Como dice el escritor español, Manuel Vicent: “El odio contamina. El odio huele mal, es un putrefacto...”

Escribo esto porque una amiga me contó que su hija la odiaba, que la había echado de la casa a la que ella le dio un buen dinero para comprar, que solo veía con buenos ojos a su compañero y que cada vez que necesitaba algo ella estaba siempre a su lado. Y un médico le dijo que su hija sufría de bipolaridad y que se le haría difícil ir a un psiquiatra porque los bipolares no aceptan que nadie les diga que tienen ese problema. Le dijo que los bipolares a veces son cariñosos y, sin ton ni son, son agresivos. ¡Hoy mi Dios...!

Le dije que eso es algo despreciable, pero que un día su hija la llamará y aunque no le pida perdón le hablará como si nada hubiera pasado. Ella me dijo que espera en Dios que lo que yo le decía fuera cierto.

Esa historia casi me hizo llorar. Vi a esa mujer, que es mi amiga, con todo el deseo de volver a ver a su hija y a sus nietos. Pero tiene que esperar porque la bipolaridad es un va y viene. Hoy sí y mañana no. Y también le dije que como bipolar, su hija un día podría insultar a su marido y decirle que se largara de su casa. ¡Virgen Santísima... me dijo ella! Está sufriendo mucho, la depresión le hace subir y bajar el corazón y un día podrá morir de tristeza.

Me he dado cuenta que eso le sucede a muchos familiares, y unos responden al odio y otros esperan el reencuentro. ¡Dios los ampare...!

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