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Pensar, reflexionar, meditar

Sentarse a la sombra de un árbol y comenzar a pensar en lo que se ha hecho, en lo que se quiere o no se quiere, el porqué, el cómo, el cuándo, de lo que ha sido en nuestra vida, nos lleva a re?exionar. Todo ser humano tiene pensamientos, algunas veces buenos, y otras, los construyen a base de mentiras. Los buenos pensamientos llegan a hacer muchas cosas a tu favor, pero los malos llevan al ser humano a la violencia. Por eso, si no se detiene a pensar antes de construir un hecho, comete ofensas, por solo decirlo de algún modo. Pensar con calma lleva a construir buenas soluciones para los que están a nuestro lado e incluso para hacer cosas a su favor.

Pensar con calma, lleva a re?exionar, a poner en orden y con cuidado lo mejor de nuestra vida. Por desgracia no todos los seres humanos re?exionan. Habrá que enseñarles a hacerlo para su propio bien. Por ejemplo: cuando una persona no se detiene a pensar con calma y mucho menos a re?exionar ante el acto de violencia que ha ejecutado, lo que hace es responder a sus pensamientos con la misma violencia. Cuando eso sucede, la persona debe ir a un psicólogo o al psiquiatra, el cual le va a demostrar que ha cometido errores porque su mente no está funcionando bien. No es lo mismo decirle a alguien un par “carajos”, y hasta no pedirle perdón por lo que ha hecho, que no decir ni “sí”, ni “no”, ni arrepentirse, por lo cual no sabrá por dónde van sus hechos. Si no logra sentarse bajo las ramas florecidas de un árbol, en un lugar donde el ambiente es sereno, puede hacerlo en su propia casa, solo, sin la televisión encendida, ni delante de la computadora y menos con el celular a mano, pero respirando con tranquilidad y verá cómo el alma envuelve sus pensamientos y cómo su cerebro va sacando para disfrutarlo, poco a poco, los mejores recuerdos que ha tenido.

Y si se es capaz de meditar, mejor todavía. La meditación que solo se logra con el silencio y la calma, echando para atrás los odios y los malos recuerdos, le hará llegar a la bondad, a la sabiduría y a la conciencia plena. Incluso, se puede meditar caminando, aún sea por un parque. Y no importa si está sentado en su sofá, acostado en su cama, porque la meditación, donde quiera que se encuentre, le ayudará a vivir, a mantener y recuperar la salud y reducir el estrés. Con solo practicarlo veinte minutos dos veces al día, encontrará la calma, el descanso del cuerpo y le permitirá sentirse más fuerte.

Hace algunos años, cuando vivía en República Dominicana, meditaba. Lo aprendí en varios cursos que daban de la mano de profesores en esa regla. Y ahora lo he vuelto a hacer repasando varios libros que tengo conmigo. Y con esto la vida me ha devuelto la sonrisa, la solución a algún problema, la felicidad y la expectativa a vivir con alegría los años que me quedan por vivir. Si usted, querido lector, estimada lectora, tiene algo que le preocupe: piense, reflexione y medite. Entonces sabrá lo que le digo. Amén.

Denver, Colorado