Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Lecturas

¿Qué está pasando en nuestro país?

Cuando desde aquí, de Denver, veo las noticias por TV y las leo por varios periódicos, me dan escalofríos. No es que sea el único país en que suceden esas cosas. Todos los países del mundo protagonizan errores, crímenes, robos, falsificaciones, atropellos, políticos que entran en sus bolsillos el dinero que pertenece a su pueblo y una larguísima metida de pata que no encuentra control, ni se lleva ante los tribunales, y si se lleva “a Dios que reparta suerte y a San Pedro las bendiciones”. ¿Por qué ahora, con la supuesta democracia, Constitución y leyes, las violaciones a nuestra democracia, a nuestra Constitución y a nuestras leyes, no tienen ni un pellizco, ni un pequeño castigo, ni echar a un lado a quien cometen esas “explotividades”, como decía Julio Ibarra? No se cancela a ningún Ministro que hace cosas inadecuadas. ¿Por qué?

No estoy con la pena de muerte, ni que se suban los años de cárcel, porque la muerte no resuelve nada, ni los muchos años de cárcel tampoco. Las cárceles en nuestro país solo llevan años de hambre, de dormir en el suelo, de no tener un abogado, y lo que es peor, a los traficantes de drogas y prisioneros ricos y de apellidos relucientes se le deja salir, ir al cine, visitar su familia donde celebra con una gran fiesta su cumpleaños. Así se cumple con una cotidianidad de los horrores. Educación es lo que hace falta. Educación a los políticos, a algunos jueces y fiscales, a los que dirigen las cárceles y sobre todo a todos los ciudadanos del país. Es cierto que en la escuela solo se aprende a leer y a escribir, pero debe haber algunos minutos especiales en que los maestros, los padres y las madres, las abuelas y los abuelos, los tíos y las tías, los hermanos y las hermanas le muestren a esos niños y niñas lo que deben hacer y lo que no pueden hacer, para que al llegar a la adultez no se conviertan en ladrones, asesinos y sabrá Dios cuantas cosas negativas más.

En lugar de pedir que se permita la música en voz altísima, lo cual es escándalo de primera, una cosa que suena con insultos bocineros, lo mejor sería aprender a escuchar, saber que la música buena no es un “toque-toque-toque” que te apaga los oídos. Y con el tiempo, tendrás que hablar de “voz en cuello”. En Moca, pueblo de mi corazón, escuché todo lo que decía una señora que estaba en el Parque Cáceres a media esquina de donde yo estaba. Virgencita de la Altagracia... ¿darán apoyo a los escándalos? Eso diría que somos un país de incultos, analfabetos y malandrines, basura política y otras tantas palabras que no se pueden publicar.

Otra cosa que hay que hacer para equilibrar las dificultades que existen entre Haití y República Dominicana es dar un pellizco la atención del Presidente haitiano para que dé con rapidez y facilidad a todos sus ciudadanos sus actas de Nacimiento y sus Cédulas para que puedan cruzar la frontera sin dificultad. Y esto corresponde a la OEA. Una “cosa” internacional que no quiere tomar en cuenta que somos una isla con dos países diferentes.

Denver, Colorado