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Son las 10 de la noche...¿Sabe dónde están sus hijos?

Ese era un anuncio que llegaba cada noche, por la radio y la televisión, para que los padres supieran dónde estaban sus hijos y a qué hora regresarían a su casa. Ahora no. Las 10 de la noche es la hora a la que salen los chicos y chicas a una fiesta, a una cena, y sabe Dios a cuántas cosas más. En Moca todos nosotros íbamos cada atardecer al parque a jugar con las amigas, los domingos a escuchar la retreta que comenzaba a las 7 de la noche y terminaba a las 9, y corríamos hacia la casa porque ya teníamos en mente la hora de acostarnos.

¿Y ahora? Los hijos salen a las 10 de la noche ¿A qué hora regresan? Ni Dios lo sabe. Años atrás estar en la calle por la noche era sano. Las calles, aunque con puertas de casas abiertas o ya cerradas, eran tranquilas, estables y uno podía ir de aquí para allá. Recuerdo que en Moca había un club llamado La Piscina donde se iba a bailar, pues aunque tuviera ese nombre, la piscina casi no se usaba, pero se iba desde temprano y se podía salir casi en la madrugada caminando por las calles sin encontrar a nadie que le perturbara. Había personas que venían a pie desde los campos cercanos, y esa gente regresaba caminando kilómetros tras kilómetros por la misma ruta en que venía.

Hablo de esto porque hoy día no hay quien pasee por una calle después del atardecer. Los muchachos y muchachas cuando regresan a sus casas de madrugada, aún lo hagan en su autos, tienen miedo a que se les atraviese un delincuente, pistola en mano, les dispare, les golpee y les mate para robarle su carro y el dinero que llevan en sus bolsillos. Por esto yo creo que aunque no se pregunte: “Son las 10 de la noche... ¿Sabes dónde están tus hijos?”, debe haber un comunicado por radio, televisión y letreros en las calles, donde se diga algo a los muchachos y muchachas, y digo así, porque ya los padres y las madres no son escuchados, ni obedecidos, cuando les dicen a algunos de sus hijos que no hagan esto o aquello, aún sean menores de edad, hacen lo que les da la gana.

Que se diga de voz en cuello, hasta en las escuelas, que cada ciudadano debe tener obediencia, no matar para robar un celular, no violar niños y mujeres, y que eso negativo que hacen nos cae a todos encima y nos ven como ciudadanos hechos a porquería. Educar de voz en cuello es imprescindible.

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