Los límites de la Suprema y del TC
Lo de la Suprema Corte y el TC no tiene razón de ser
Desde arriba parecen síntomas, pero abajo causas y hasta efectos de una corriente autoritaria que va tomando fuerza desde las instituciones.
La disyuntiva era gobierno de hombres o de instituciones, pero al crearse las instituciones, los hombres se apoderaron de ellas y más o menos funcionan a imagen y semejanza.
La Constitución no es suficiente, y la ley menos, pues cada superior se maneja como amo y señor, sin considerar otras normas que no sean las propias.
Lo de la Suprema y el Constitucional no tiene razón de ser, y lo sabe Mariano y también Milton. Uno y otro conocen sus límites, a menos que ya no sean los expertos que se pensó al escogerlos.
Lo que se aconsejaba era que de una cosa mala se sacara una buena, y ahora se está haciendo al revés. De una buena, otra mala.
Era bueno que hubiera Suprema, y por igual Constitucional, y el espacio era suficiente para que se desplazaran a velocidad y sin interferencias.
Ahora se habla de choque de trenes, sin que sepa con qué fuerza puede uno descarrilar al otro. Aunque en vez de institucionalidad, hay crisis de instituciones.
Y todo en medio de Semana Santa.
Desde arriba parecen síntomas, pero abajo causas y hasta efectos de una corriente autoritaria que va tomando fuerza desde las instituciones.
La disyuntiva era gobierno de hombres o de instituciones, pero al crearse las instituciones, los hombres se apoderaron de ellas y más o menos funcionan a imagen y semejanza.
La Constitución no es suficiente, y la ley menos, pues cada superior se maneja como amo y señor, sin considerar otras normas que no sean las propias.
Lo de la Suprema y el Constitucional no tiene razón de ser, y lo sabe Mariano y también Milton. Uno y otro conocen sus límites, a menos que ya no sean los expertos que se pensó al escogerlos.
Lo que se aconsejaba era que de una cosa mala se sacara una buena, y ahora se está haciendo al revés. De una buena, otra mala.
Era bueno que hubiera Suprema, y por igual Constitucional, y el espacio era suficiente para que se desplazaran a velocidad y sin interferencias.
Ahora se habla de choque de trenes, sin que sepa con qué fuerza puede uno descarrilar al otro. Aunque en vez de institucionalidad, hay crisis de instituciones.
Y todo en medio de Semana Santa.